viernes, 17 de agosto de 2012

Proyecto Edén: Capítulo Nº 8



Al otro día de la batalla, luego de enterrar a todos los caídos y curar de los heridos, Rebeca está sentada junto a Erik, que continúa dormido, inconsciente. Lo mira y no puede creer que realmente hayan pasado diez años desde que lo conoció, se mira el cuerpo, bellas curvas femeninas, grandes pechos y amplias caderas, con una cintura pequeña. Luego lo mira a él, ya hombre, con la espalda ancha y trabajada, el vientre que enseña sus perfectas abdominales, los duros pectorales, los grandes y fuertes brazos, y ese rostro masculino y hermoso. Cuánto crecieron ambos…
Junto a ella está Eva, que no tiene conocimientos guerreros pero si algunos de medicina, se encarga de ayudar a Cynthia y Darío, los médicos del lugar. También está Joel, apoyado en la puerta. Le pregunta por décima vez en el día si está segura de que está bien que se quede con ellos un Hunter, ella sonríe y dice que sí, que son órdenes de MADRE. Joel no está para nada complacido con esas órdenes, ¿un Hunter de Bleirskin en una resistencia contra Bleirskin? Esa idea no le gusta para nada, suficiente con tener un “Demonio de Bleirskin”. Mira a Eva y resopla, “también una ricachona del Edén, ¿acaso estamos coleccionando criaturas extrañas?”.
La gente de la Resistencia odia a todo ser que pertenezca a Bleirskin, militares, Assasins, Demonios, Hunters y hasta a la gente del Edén, todos son lo mismo para ellos, son armas de Bleirskin. Le desean la muerte a Erik, quieren que se vaya, que no conviva una máquina asesina con ellos. En especial Cynthia, al enterarse que él fue quien asesinó a su novio.
Rebeca le acaricia el cabello a su antiguo amigo, ese largo y rubio cabello. Lo recuerda cuando era niño, ese niño tan gentil y fuerte, fuerte como ningún otro, capaz de enfrentar a los soldados con tal de defenderla. Ese niño decidido, alegre y sonriente, muy maduro para su edad. Ese niño que iba a todos lados con su bolsito gris lleno de cosas, su campera marrón, su chomba celeste. Ese niño que ahora es hombre y que ahora es Hunter. Creció muchísimo, pasaron diez años desde que lo conoció. Se convirtió en un hombre muy hermoso, en el objeto de deseo de muchas militares que lo utilizan para sus necesidades, cosa que Rebeca no sabe.
Erik se despierta, mira a su alrededor desorientado. Quiere atacarlos, quiere pararse e irse, pero Rebeca lo frena. Erik mira a Joel, ambos se miran con odio, luego mira a Rebeca, le dice que debe irse, que no dirá nada sobre ellos, pero que debe regresar y terminar su trabajo. Ella trata de convencerlo, pero no hay caso, no hay forma de convencerlo de que se quede con ellos. Joel se ríe meneando la cabeza.
—Dejalo, con los burros no se puede hablar, es un robot inservible que ni siquiera sabe hablar bien…
—Ustedes rompen las leyes, hacen… actos de terrorismo, son malos, tengo que… repartir justicia… —Erik mira a Joel.
—Pero Erik, nosotros somos los buenos, no ellos, ellos mataron a mis padres, a mis amigos, mataron a mucha gente inocente, ¿no te acordás lo que me dijiste hace diez años? —Rebeca lo mira con tristeza.
—¿Diez años? ¿Tanto tiempo… pasó? —la mira, la recuerda cuando era una nena frágil y débil, llorona y preguntona, siempre escondiéndose tras él. La recuerda con su remera rosa, su cabello largo negro y la pollerita cortita negra. Luego la mira, tan grande, tan mujer, con el cabello corto por el mentón, una musculosa blanca, un pantalón negro ajustado. Su busto prominente, su cintura pequeña y sus caderas, todas sus curvas de mujer—. Creciste mucho Rebeca…
—Pasaron diez años Erik, diez años desde que te llevaron los militares y te convirtieron en Hunter… ¿no te acordás de eso?
Erik cierra los ojos, puede recordar el momento en el que llegó a OMEGA, destrozó todo a su paso en un intento por escapar. Puede recordar cuando le inyectaron las nanomáquinas, el dolor que sintió, sentía su cuerpo quemarse, arder en llamas. Su sangre burbujeando y sus venas hinchándose. Recuerda la cantidad de personas que mató, toda la sangre que hay en sus manos, todas las crueles órdenes que obedeció. Se agarra la cabeza gritando de dolor, el dolor de esos recuerdos.
—¿Yo… hice eso…? —mira sus manos con un rostro afectado—. ¿Yo asesiné… a toda esa gente?
—¿Recién ahora te das cuenta de que sos un asqueroso asesino? —Joel lo mira con odio.
—¡Joel! ¡No es su culpa! ¡Él sólo seguía órdenes! —Rebeca lo mira seria.
—Rebeca, la señora Joan dijo que cuando despertara el Hunter lo lleven a su habitación, que tenía algo que decirle… —acota Eva mirando a ese hermoso hombre en la camilla, sin poder evitar babearse al verlo.
—De acuerdo, vení Erik, vamos a hablar con MADRE…
—No, debo irme… la Comandante se va a enojar mucho…
—Por favor Erik… hacelo por mi.
Rebeca lo mira con insistencia, el rostro de Erik no muestra nada, es serio, inexpresivo. Se pone de pie y asiente con la cabeza, ella sonríe y lo lleva para que hable con MADRE. Mientras la sigue, Erik ata el traje especial de Hunter a su cintura, le molesta que cuelgue, ya que es un traje entero. Así puede apreciarse las marcas de Hunter en su hombros, su número con el código de barras debajo, y la larga cicatriz cruzando su espalda.
Hayleén le cuenta a su madre, que está acostada y completamente vendada, cómo Eva mató a esa Hunter. MADRE sonríe, cuando vio a Eva no le vio habilidades guerreras, sus músculos no son fuertes, se cansa de nada, se queja por todo, se aburre. Había creído que la Tierra de los Olvidados no era un lugar para ella, pero al saber que mató a una Hunter, un enemigo que ellos tardaron años en matar, sonríe, quizás sí pueda ser una buena guerrera, como su tía…
Golpean la puerta e ingresan Erik y Rebeca, Hayleén al verlo sonríe llena de felicidad, se levanta de la cama y corre para abrazarlo.
—¡Zero! ¡Estás bien!
—Hola Hayleén, veo que mis hermanos… no te hicieron daño… —le acaricia la cabeza, mientras que MADRE lo llama con la mano.
—Zero, acercate, quiero hablar con vos, a partir de ahora sos un hijo más de la Resistencia.
—No, tengo que… regresar…
—Rebeca, dejanos solos, andá a hablar con los demás —mira a Rebeca, ella asiente con la cabeza y sale—. Zero… ¿sabés cuál es tu verdadero nombre?
—Mi nombre es Zero…
—Tu nombre es Erik Dissel.
—¿Te llamás Erik? ¡Qué lindo nombre! ¡Pero me gusta más Zero! —Hayleen sonríe aferrándose a su brazo.
—Erik, ¿sabés quiénes son ellos? —MADRE le muestra la foto de Jack, Bruce, Johnny y él.
—Ellos son… son mis… ¿hermanos?
—Exacto, ellos son tus hermanos, y ellos peleaban acá, en la Resistencia del Norte. Peleaban para liberarnos y buscar nuestra… —Erik la interrumpe.
—Buscar nuestra igualdad, peleaban para… buscar nuestra igualdad, y yo debía terminar su trabajo… —cierra los ojos, recordando a sus hermanos mayores enseñándole todo lo que sabían, dándole cariño. Jack con el cabello largo por debajo de los hombros, en capas. Siempre con su sonrisa pícara en el rostro, su musculosa negra con cuello, mostrando sus brazos musculosos, continuamente rodeado de mujeres. Bruce, con el cabello corto y sonrisa pícara, pero mirada dulce. Siempre con una camisa, por lo general celeste, como sus ojos, haciéndose amigo de todos, incluyendo los soldados, que por cariño le regalaban cosas. Y Johnny, alto y delgado, con el cabello apenas largo, una sonrisa alegre y ojos felices. Siempre con camisetas manga larga en colores claros, como la verde agua que lleva en la foto, siempre hablando de estrategias y matemáticas, siempre usando los números en todo y buscando que haya paz. Erik sonríe al verlos, son todos parecidos entre sí, pero Jack y él son el reflejo exacto del otro.
—Ahora estás en la Resistencia del Norte, ahora podés terminar el trabajo, ¿realmente querés ir a OMEGA, donde los militares te lastiman y te tratan mal? —lo mira, seria.
—No me gusta lo que le hacen a… mi hermana… —recuerda a N° 9, bajando la mirada.
—Ya veo, los militares abusan de las Hunters, ¿verdad? Entonces, ¿por qué querés regresar a un lugar así? ¿Por qué no te quedás con nosotros?
—Pero, no lo sé, mi Comandante me… necesita…
—Erik, Lilya Bleirskin tiene muchos Hunters peleando para ella, ¿realmente pensás que te necesita justo a vos? —levanta una ceja.
—Sí… —Erik piensa en los años que lleva satisfaciéndola junto a N° 3. Ella no usa a ningún otro, sólo a ellos, sólo los necesita a ellos dos juntos, siempre juntos.
—¿Te quedarías si te digo que yo conocí a tus hermanos? En especial a Jack… —sonríe.
—¿Jack?
—Sí, Jack vivía hablando de su querido hermanito menor, de cuanto lo amaba y extrañaba, de lo fuerte que era. Ese hermanito sos vos Erik, Jack deseaba que estés con nosotros, él quería que me conocieras…
—¿Jack quería… que la conociera?
—Si Erik, Jack era mi esposo, nos casamos tres meses antes de su muerte, y Hayleen… es su hija… —mira a Hayleén con una sonrisa.
—¿Hayleen… es hija de Jack? —mira a Hayleén, tan parecida a MADRE, tan poco Dissel tiene en ella, ¿qué tiene de Jack? Es MADRE en pinta, cabello rubio ondulado y ojos verde claro, no tiene nada de Dissel más que el color de cabello, que podría pasar por el de MADRE.
—Erik, acercate más… —lo llama para que se siente a su lado. Él obedece y se acerca, sentándose en la cama—. Jack te amaba, y así como Jack te amaba yo lo amaba a él, y lo amaba con locura y pasión. Desde su muerte no estuve con nadie más, aún cuando recibí distintas propuestas de matrimonio, de Christopher, de guerreros del Sur y del Norte, de soldados, rechacé a todos. Él fue mi primer y mi último hombre, él es el padre de mi hermosa Hayleén… —acaricia la cabeza de su hija, dándole un beso.
—Si Hayleén es la hija de mi hermano Jack, entonces… yo soy…
—Sos su tío Erik, sos el tío de Hayleén, el único familiar que le quedaría si me voy, además de Eva…
—¿Eva? —pregunta Hayleén sorprendida y confundida.
—Eva es tu prima, Hayleén, pero todavía no tiene que saberlo, ¿sí?
—¿En serio? ¡Qué lindo! ¡Zero es mi tío y Eva mi prima! —sonríe llena de alegría.
—Tampoco tienen que saber que él es tu tío, ¿si? Esto es un secreto entre nosotros tres…
—¡Sí! ¡Sí! ¡Un secreto!
—Un secreto… —Erik mira a Hayleen—. Hayleén es mi… sobrina, qué lindo —sonríe levemente.
—Veo que aún conservás algunas expresiones y sentimientos humanos —MADRE sonríe mirándolo—.  Hayleén, dejame sola con tu tío, hay algo que tengo que decirle…
Luego de que Hayleén sale del cuarto, MADRE le confiesa a Erik que está enferma, que no le queda mucho tiempo de vida, que pronto morirá. La enfermedad de Bleirskin la azota desde los trece años, la maldición de los ricos, ricos como fue ella, una heredera Lambert. Le dice que Hayleén sólo lo tiene a él y a Eva, su única familia, le pide por favor que se quede por ella, por Hayleén, que la cuide. Erik no sabe que responder, luego MADRE le dice que así también, puede cuidar de Rebeca. Él lo piensa, duda un instante, luego acepta quedarse. MADRE sonríe y lo manda a pedirle ropa a Rebeca, él asiente con la cabeza y sale.
Cuando Erik sale del cuarto se encuentra con Hayleén sentada en el suelo tironeando la falda de su vestidito rosa, le pide que lo acompañe en busca de Rebeca. Erik camina mirando todo, preguntando qué es cada cosa, para qué sirve, porqué, y ella se divierte explicándole todo, contándole todo lo que sabe, sintiéndose grande al responder sus preguntas. Erik ahora es como un nene chiquito, tiene que aprender muchas cosas, todo lo que le obligaron a olvidar, en especial lo relacionado a sentimientos, no comprende eso.
Hayleén encuentra a Rebeca y Joel en un pasillo, discutiendo por los típicos celos sobre Levi, y cuando le dice las órdenes de MADRE, aún cuando Joel se niega a ayudarlo, aminan los cuatro juntos, Rebeca y Joel delante, Hayleén y Erik detrás. En el camino Erik ve parejas besándose, tomadas de la mano, sin entender por qué hacen eso, ¿por qué la comandante le hacía eso a él? Joel le da una musculosa negra, un pantalón de igual color, borcegos y un tapado; Erik los mira raro, levanta una ceja y comienza a desvestirse frente a ellos, Rebeca se da la vuelta mientras que Hayleén se cubre los ojos gritando que se tape. Le explican que eso no se hace, que está mal, y él no entiende por qué. Lo convencen de eso, le dicen que está mal, que es por respeto hacia las mujeres. Tienen que explicarle también por qué eso haría sentir incómoda a una mujer. A Erik le parece raro, los Hunters se bañan y se visten todos juntos, hombres y mujeres sin excepción. Está acostumbrado a ver la desnudez de la mujer sin que haya problemas, ellas no se incomodaban y él no sentía nada al verlas.
Luego, Hayleén se va con Joel a jugar por ahí, con él, que es como su hermano mayor, y Rebeca lleva a Erik al cuarto de Levi. Le cuenta que Levi es su mejor amigo además de Joel. Él la mira en silencio mientras caminan, pensando en todo lo que se perdió, le arrebataron diez años de su vida. No hablan sino hasta que llegan al cuarto de Levi, ese cuarto solitario que tiene dos camas, separadas por un mueble con estantes y un espejo. Levi está sentado en la cama, con el rostro apoyado en sus rodillas, el cabello llega al suelo en esa posición de tan largo que lo tiene. Levi la mira, ella le dice que Erik dormirá con él, y a Levi no le agrada nada la idea, tener que compartir su cuarto con un asesino, un arma de Bleirskin, le produce odio. Pero al decirle Rebeca que MADRE lo ordenó, Levi lo piensa mejor, se cruza de brazos pensando si está bien o no obedecer esa descabellada orden, luego piensa que por más buena que sea MADRE, no es muy inteligente hacerla enojar. Se niega, se niega mil veces. Rebeca lo mira serio, recuerda las veces que la Resistencia entera molestó a Levi, lo insultaron, lo golpearon, llamándolo “asesino” y “monstruo”. Viendo ahora que él le hace lo mismo a otro, aún siendo inocente de ser así, culpable sólo de ser el juguete de alguien, culpable sólo de ser inocente. Y viendo esa crueldad, ese maltrato, le replica el tema, ¿por qué le hace lo mismo? Levi, dándose cuenta de su error, se arrepiente, se siente mal, vacío. Se disculpa con Erik. Rebeca sonríe y se retira, dejándolos solos para que se conozcan.
Levi mira a Erik, que está sentado en la que ahora es su cama, mirándose las manos, con el cabello rubio tapándole el rostro. Suspira y le habla, pidiéndole disculpas nuevamente. Erik se mira las manos, las ve llenas de sangre, sabe que están limpias, pero aún así puede sentir la sangre chorrear, manchándolo completamente. Puede sentir cómo el pecado le pesa en los hombros y el cuerpo entero. Recuerda cuando sostenía los brazos de N° 9 para que pudiera ser violada, ese recuerdo lo parte en dos, lo hiere peor que cualquier golpe. Se siente mal, se siente culpable, tan culpable como si hubiera sido él mismo quien la lastimó. Mira a Levi y le habla.
—Todos me odian, y tienen razón, soy… un asesino. Yo maté a mucha gente inocente, yo… lastimé a muchas personas… —aprieta el puño con odio—. Yo… jamás defendí a mi hermana. La lastimaban y yo no… no hacía nada… es mi culpa, ellos la lastimaban… por mi culpa… —Levi lo mira en silencio, viendo la bondad de su corazón, su culpa, su dolor, su odio hacia sí mismo por ser lo que es, igual que él. Ve sus ojos celestes, vacíos, llenos de dolor y tristeza, perdidos—. Tengo miedo, no quiero, no quiero ser así…
—Erik, ahora somos dos los asesinos odiados por todos —se pone de pie y se para frente a él, sonriendo hacia un costado.
—¿A vos… también te llaman así? —levanta la vista para verlo.
—Sí, desde que nací y Bleirskin experimentó en mi cuerpo. Desde que soy un Demonio…
—¿Sos… un Demonio? Creí… que todos habían muerto, eso dice… el mayor Zesc —lo mira, incrédulo. Levi sonríe y se quita la musculosa, mostrándole la marca en sus omoplatos.
—Estoy repugnantemente vivo, hubiera preferido morir…
—Entonces somos iguales… ¿no tenés miedo?
—Las cosas suceden por algo, ¿no? Quizás si yo no fuera así, hoy muchos de los guerreros de acá estarían muertos. No te preocupes, está todo bien, si sos amigo de Rebeca, sos amigo mío —le da la mano sonriendo.
—¿Somos… amigos?
—Podría decirse que sí, a mi me odian, a vos te odian. ¿Qué mejor que estar juntos y ayudarnos mutuamente?
Erik sonríe, sus ojos que siempre muestran tristeza y soledad, ahora muestran una alegría inmensa. Levi, el primer amigo que hace fuera de OMEGA, ya que su único amigo es N° 3, su hermano, su compañero. Porque Erik será Hunter, pero no es estúpido, se da cuenta sin mirar mucho, que Rebeca no es la misma de antes y que él tampoco lo es…

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