Diez años después…
Es de
noche, se escuchan gritos y disparos, mientras que la sangre mancha la tierra,
tierra seca, tierra de ceniza, tierra incapaz de dar frutos de nada. Los
militares disparan, y la Resistencia del Norte, con su bandera roja y blanca
que dice “RDN”, contraatacan, obligándolos a marcar la retirada. La ciudad abandonada
está completamente destruida, casi no hay casas en pie, sólo ladrillos, campo y
la nada. Las estrellas son testigos de esa masacre mutua, de tantas muertes, de
esa guerra sin fin. Pero la Resistencia va ganando, mientras que los soldados
marcan la retirada por orden de OMEGA, la base enemiga, que manda refuerzos,
refuerzos que de sólo escuchar su nombre los propios soldados tiemblan.
La
Resistencia del Norte ve a los soldados retirarse, festejan por su victoria,
sin sospechar lo que se acerca…
—MADRE,
los militares se retiran —dice un chico de cabello negro largo hasta los
hombros, con lentes de sol a pesar de la oscuridad de la noche.
—Así
parece Ángel, y no me agrada en lo absoluto… —responde MADRE mirando a los
militares escapar. MADRE, antiguamente llamada Joan, ahora líder de la
Resistencia del Norte desde que Christopher murió. Reconocible desde distancia
por sus ropas blancas al pelear, pantalón ajustado y campera blanca abrochada
hasta el cuello, con muchas armas en cada lugar posible.
—Es
muy raro, ¿no tramarán algo? —dice una chica de cabello negro corto por el
mentón. Con sus lentes de mira nocturna ve a lo lejos, en el horizonte algo se
acerca, ve luces rojas parpadear, acercándose a ellos—. ¿Qué es eso? —mira
mejor, reconociendo la amenaza que se aproxima—. Oh dios mío… ¡son Hunters! MADRE,
¡son Hunters! Marque la retirada, ¡no podemos luchar contra Hunters!
—Opino
lo mismo Rebeca —toma la radio que lleva en la cintura y habla a todos sus
guerreros—. Atención a todos, ¡retirada de emergencia! ¡Regresen todos a la
resistencia! Se acercan Hunters, repito ¡se acercan Hunters!
—Dios…
¡nos vamos a morir todos! —una chica pelirroja vestida como colegiala se
refriega los brazos, mirando a los Hunters lejanos con pánico.
—Si
vas a la guerra creyendo que vivirás, entonces sos la estúpida más grande que
existe. La muerte es tu mejor amiga, tu arma, tu amada, tu todo. Pensá en
muerte y vivirás, porque esa cazadora nunca le da el gusto a los que desean
vivir… —MADRE la mira seria.
—Joel…
Joel luchó dos veces contra los Hunters y sobrevivió… ¿dónde está Joel? —Rebeca
mira a todos lados, desesperada.
—Muy
tarde Rebeca… muy tarde, ya están acá… —la chica pelirroja ve a dos Hunters
frente a ellos.
—Dani,
váyanse todos, ¡ya! Yo los voy a distraer un poco… —Rebeca recarga su pistola y
se prepara para pelear.
—Pero
Rebeca, ¡no podés sola contra dos Hunters! —Ángel la toma de los hombros.
—¡Váyanse!
¡Soy Tercera Capitana y les ordeno retirarse!
—¡No
podés sola! ¡Sería un suicidio!
—No
está sola… —MADRE corre con el brazo a Ángel y Daniela, colocándose junto a Rebeca.
—Madre…
n-no, ¡yo puedo sola! Usted es demasiado importante para nosotros como para que
la perdamos… ¡en cambio si yo muero no afectaré en la resistencia! —Rebeca la
mira afligida.
—En
eso estás equivocada, sos mi mejor soldado, vos y Joel son los mejores
guerreros que tenemos… —sonríe con orgullo.
MADRE nuevamente ordena la retirada,
quedándose junto a Rebeca para pelear contra esos Hunters, personas modificadas
genéticamente, casi como robots que sólo sirven para matar. Tienen una máscara
metálica, con barras verticales en la boca y un lente rojo en forma de V por
donde miran en infrarrojo. Su traje es ajustado, pegado al cuerpo, blanco y con
detalles negros metálicos y plateados. En la espalda tienen círculos por donde
entra el reemplazo de nanomáquinas o la sangre de Zero, el primer Hunter creado
y el más puro. Sus cabelleras largas se hacen notar, todos los Hunter llevan
cabello largo hasta la cintura, sin importar qué sexo tengan.
Rebeca le dispara a una Hunter, pero ésta lo
esquiva y la ataca con sus dagas, las cuales Rebeca esquiva doblándose hacia
atrás; luego de esquivarla le da una patada con fuerza, luego otra con la otra
pierna. La vuelve a golpear con movimientos seguros, y aprovechando que su
enemiga cae al suelo, le dispara. Cada distracción o caída de un Hunter debe
ser aprovechada al máximo, esos seres sólo matan, no se rinden nunca.
MADRE pelea con el otro Hunter, es más grande
y tiene unas cuchillas enormes en los brazos como brazaletes. Él la ataca pero
MADRE lo esquiva rápidamente y le patea las piernas para que se caiga, a gran
velocidad lo apunta con su pistola y dispara, el fuerte enemigo se levanta y la
ataca de nuevo como si no le importara ser atravesado por esas balas, no cuando
cada herida cierra casi instantáneamente. La ataca con sus cuchillas,
hiriéndola en el vientre. MADRE le da una fuerte patada, lo vuelve a patear,
quiere volver a patearlo pero él la esquiva y la hiere. Madre está muy agotada,
vomita y escupe sangre en la palma de su mano, se mira la palma ensangrentada.
¡Mierda!
Ahora no… tengo que aguantar más tiempo... quiero que me ataque así lo acabo de
una, ya no doy más… esto no puede seguir así, ¡atacame!
Se agarra el brazo esperando a ser atacada,
fingiendo no dar más, y cuando el Hunter la ataca ella lo esquiva, se coloca
detrás, saca dos cuchillos que lleva en las piernas y se los clava en la
garganta, girándolos. El Hunter muere. Lo mira en el suelo, en ese charco
carmesí, mientras piensa, viendo alrededor toda la muerte, toda la sangre.
Cuerpos de guerreros, cuerpos de Hunters, y otros escapando de su final…
Jair
Bleirskin está desesperado, él no suele actuar tan impulsivamente. Lo conozco,
él no es así… cada movimiento suyo es debidamente pensado, siempre que creíamos
que se equivocaba sólo fingía caer para levantarse con más fuerza. ¿Por qué
mandaste Hunters? Sólo era una batalla producto de nuestros robos continuos…
¿sacrificás a tus armas así no más, sin motivo alguno? ¿Qué te pasa, estás
cansado de la guerra, cansado de nosotros? ¿Tenés miedo? ¿O acaso, simplemente,
estás triste por algo y te la agarrás con nosotros? Si es así, Jair, esto es
bueno para nosotros, tu tristeza te hace débil y poco astuto, mientras que
nosotros aumentamos nuestra fuerza…
Maldita
guerra… esta guerra que lleva cien años vigente. Cien años atrás hubo un
presidente llamado Albert Frost, era cruel y muy corrupto, egoísta y vividor,
todo el pueblo lo odiaba al igual que el mundo entero. Se habían hecho varios
atentados hacia su persona, todos intentos fallidos. Pero un día fue asesinado,
interceptado por la bala de un francotirador cuando estaba a punto de subir a
su auto junto a sus guardias. Su vicepresidente ya había fallecido una semana
antes de ese atentado en un accidente de autos, haciendo que el país quede en
manos de senadores, todos renunciando uno atrás del otro. El pueblo estaba en
pura anarquía… ya no creían en la política, no creían en sus líderes. Hubo una
propuesta general que fue bien recibida, una nueva votación. Hubieron varios
postulantes, senadores y gobernadores, algunos buenos, otros malos. Algunos con
buenas propuestas, otras dejaban qué desear. Pero todos votaron al nuevo
postulante, al guerrero que había demostrado ser diferente, el que mejores
propuestas tenía y ofrecía una nueva vida. Al Coronel Bleirskin, él les dio
sumo poder a los militares, poder que años atrás les fue arrebatado. ¿Qué
propuesta había dado este hombre? El “Proyecto Edén”. El país libre de pobreza,
con una economía estable y elevada, con alta tecnología y comodidades al vivir.
Prometió convertir Argentina en potencia mundial…sus palabras gustaron al
pueblo, los seduzco, ganando las votaciones, cumpliendo fielmente su palabra.
Pero para él, sólo los fuertes tenían derecho a vivir, y aquellos que pudieran
pagar su libertad serían libres de vivir una vida tranquila alejada de la peste
conocida como POBREZA; así que los ricos, los militares, los científicos y
todos aquellos merecedores de la vida cómoda, fueron llevados a nuevas ciudades
con alta tecnología, dentro de un campo de energía Electro-Magnética, llamados
“Edén”. Cada ciudad estaba conectada entre sí, distribuidos por toda la
Argentina, donde estaban camuflados con el exterior, exterior donde la gente
pobre y humilde estaba, muriendo de hambre, de sed, o siendo exterminados.
Bleirskin les arrebataba el agua y los víveres para mantener el Edén en buenas
condiciones. Los soldados violaban a las mujeres y torturaban a los hombres.
Pero algunas personas, ya cansadas de ser usados y masacrados, cansados de ser
tratados como basura, formaron las resistencias y juntaron a toda persona que
desee luchar y vivir. Se crearon muchas resistencias y pequeñas guerrillas en
todo el país, pero las dos más importantes, las primeras, fueron la
“Resistencia del Norte” y la “Resistencia del Sur”, una ubicada en lo que antes
era Capital, y la otra en lo que una vez hubo sido Provincia. Las resistencias
atacaban a los soldados, rompían sus bases, mataban a los soldados y robaban
sus armas… la nueva guerra de los cien años comenzó gracias al “Proyecto Edén”
MADRE
va a ver a Rebeca, la encuentra tirada en el suelo, muy golpeada, la Hunter
contra la que peleaba se vio obligada a escapar para sobrevivir.
—Rebeca…
¿estás bien? —la ayuda a levantarse.
—Si…
—contesta con tristeza—. No pude vencerla, no pude matarla…
—Pero
le hiciste un gran daño, de lo contrario no se hubiera retirado de la batalla,
los Hunters jamás dejan una batalla, va en contra de sus órdenes, a menos que
su vida corra demasiado riesgo.
—Pero
no la vencí… aún no soy buena, aún sigo siendo la misma inútil de hace diez
años… —mira con tristeza los cuerpos de sus compañeros en el suelo—. No pude
protegerlos, ahora… ahora están muertos… —comienza a llorar y MADRE le pega una
cachetada.
—¡No
seas estúpida! En todo caso, la culpa de sus muertes sólo cae en mis hombros,
era mi deber como líder de la Resistencia del Norte protegerlos, pero fallé…
soy una madre que no fue capaz de proteger a sus bebés.
—MADRE…
—se agarra el vientre con dolor—. Sabe que no es cierto, por algo lleva el
nombre de “MADRE”, se lo ganó justamente…
—Regresemos a la base,
contemos los sobrevivientes, oremos por los muertos y curemos a los heridos. La
batalla termina ahora, no podemos contra Hunters, no aún… —voltea para ir a la
Resistencia, con Rebeca siguiéndola detrás.
En
otro lugar, un grupo de chicos intenta eliminar a un Hunter con una musculatura
increíble y una espada enorme. Lo atacan y él se defiende, los corta al medio
sin problema con su espada de filo aterrador, los mata a todos sin compasión, les
separa miembros del cuerpo, los destripa. Entonces un chico rubio con un flequillo
tapándole el ojo izquierdo y todo el cabello parado hacia ese mismo lado, le habla
a sus compañeros:
—¡Regresen
todos a la base! Mi radio murió a manos de ese maldito Hunter, así que no puedo
llamar refuerzos ni saber si se ordenó una retirada… regresen todos, antes de que
acaben como los demás… —se acomoda su tapado negro de cuero.
—Pero
Joel, es demasiado fuerte, hasta para vos… —uno de los chicos lo mira, se
sujeta una herida muy grande en el pecho, hecha por la afiladísima hoja del
Hunter.
—Recuerden
que ya peleé dos veces contra ellos y ambas sobreviví —responde Joel con una
sonrisa engreída—. ¡Sólo váyanse! ¡Soy demasiado sensual para morir! Así que el
mundo no se privará de mi belleza… soy el Cuervo, el Cuervo no muere…
Joel
se queda con el Hunter, quien ríe al verlo solo, mientras que los únicos tres
sobrevivientes corren lejos de él, heridos, casi desangrándose. Joel mira de
reojo esperando que estén lejos, pero atento a cualquier sonido que pueda hacer
el Hunter, y sólo escucha su risa mecanizada:
—¡JAJAJAJAJAJAJA!
VEO QUE DESEÁS... MORIR… —dice entrecortado, típico en los Hunters
hablar de esa forma.
—Cerrá
el culo pedazo de mierda, ya vas a ver quien va a morir, enano de mierda… —Joel
lo mira hacia abajo, le lleva una cabeza de altura.
El
Hunter lo ataca con la espada enorme pero Joel la esquiva con facilidad. Lo vuelve
a atacar de la misma forma y él sigue esquivándolo con habilidad, aunque unos
cabellos sufren un pequeño corte, asustándolo. Joel le dispara varias veces,
pero el Hunter no se inmuta y no se detiene, como si no sintiera las balas en
su cuerpo, balas que enseguida salen de la herida para poder regenerarse. El
Hunter vuelve a atacarlo con la espada, Joel lo esquiva y con fuerza le da una
patada en la muñeca, obligándolo a soltar la espada. Sonríe creyendo que eso
aumenta sus probabilidades de ganar, pero el Hunter no se ve afectado por
perder su arma de esa manera, si no que esta vez, lo ataca con su puño, Joel
esquiva el golpe, pero al ver que su puño parte y destroza un árbol entero, se
queda impactado, casi asustado. Esquiva todos los abominables golpes del Hunter
que destruyen todo a su paso, como si en vez de puños tuviera un enorme mazo en
las manos. Joel lo patea con fuerza y le da una rápida y corta trompada en el
vientre, sigue acosándolo con golpes; cuando está a punto de vencerlo, el
Hunter recupera su espada y lo ataca hiriéndole el brazo derecho. Ambos a punto
de matarse mutuamente…
En
ese momento, de la nada, un chico le da una fuerte patada en la nuca al Hunter,
tirándolo al suelo y dejándolo inconsciente. Joel mira con desprecio a su
salvador y lo insulta.
—¡Maldito
monstruo! No necesitaba de tu ayuda, ¡yo podía eliminarlo con mis propias
manos!
—Se
notaba tanto… —responde un chico vestido de cuero negro ajustado, casi dark o
gótico, con el cabello largo, lacio y negro, y los ojos rojos, de rostro delicado
y pálido, hermoso como una mujer.
—¡No
necesitaba que me salve un asqueroso demonio como vos!
—Hmph,
no pienses que te salvé porque quería, si es por mí, morite, pero no quiero ver
triste a Rebeca…
Mientras
tanto, en la resistencia, Rebeca mira sus lentes de mira nocturna, están
dañados, ya no funcionan. Puede verse sus ojos de color dispar, uno verde y el
otro azul, llora por el retraso de Joel y Levi, mientras la gente a su
alrededor llora a sus familiares muertos, y curan a los heridos. El patio
central está lleno de gente herida, que gime de dolor, mientras son atendidos
debidamente. Ángel se acerca a ella y le toca el hombro.
—Tranquila
Rebeca, vas a ver que va a llegar, no por nada le dicen “El Cuervo”, a donde va,
la muerte llega…
—Lo
sé, Ángel, pero tengo un mal presentimiento, no sé porqué… —se agarra el pecho,
sintiendo algo extraño—. Lo importante ahora es nuestra gente, los heridos, los
muertos… debo estar bien por todos.
Una
chica morena, de cabello castaño claro y un vestido blanco largo que hace notar
su panza de embarazada, se acerca a MADRE, preguntando por su novio Alan. Los
presentes se quedan en silencio, bajando la mirada, y MADRE le pide que se
tranquilice. Nadie se anima a decirle la verdad, pero aún así, ella nota algo
extraño en el ambiente. Rebeca la toma del brazo y la lleva para afuera, duda
qué decirle, pero toma coraje y le dice la verdad. Su novio murió peleando
contra el Hunter que enfrentaba Joel. La noticia la afecta demasiado, comienza
a gritar y llorar, negando la realidad. Rebeca intenta consolarla, sin saber
qué hacer, la desesperación que Cynthia siente la comprende perfectamente, pero
no sabe qué hacer. Cynthia se pone de pie, decidida a ir en busca de su amado,
sin importarle nada. Rebeca trata de detenerla, la abraza con fuerza tratando
de convencerla de la realidad, su novio Alan murió… Cynthia, ya no dando más de
tantos nervios, comienza a sangrar, a tener pérdidas, y termina desmayándose.
Rebeca la agarra en sus brazos gritando desesperada, gritando por ayuda.
Enseguida salen MADRE y Ángel en su ayuda, él alza en sus brazos a su mejor
amiga y la lleva a la enfermería, mientras que MADRE se queda con Rebeca.
—Le
prometí a Dante que cuidaría de Cyn… que no dejaría que sufriera… —Rebeca llora
recordando al hermano de Cynthia, que falleció dos años atrás.
—Rebeca,
no es tu culpa, ya hiciste demasiado por nosotros… peleaste contra un Hunter vos
sola y viviste, eso es mucho ya, no te tortures de esta manera… —MADRE le
acaricia la espalda.
—Le
prometí… se lo prometí a él. Si algo malo le pasa a Cynthia… si algo le pasa yo
me muero… Dante…
—¡Ya
basta Rebeca! —MADRE le grita, seria—. ¡Sos la tercera en mando! ¡Comportate
como tal! ¡Secá tus lágrimas, olvidá tu dolor y tratá de estar bien por todos!
—Sí, si
MADRE… —Rebeca la mira sorprendida, luego MADRE sonríe, mirando hacia otro
lado.
—Gracias
al cielo… Rebeca, mirá para el oeste….
Rebeca
mira y ve a Joel y Levi trayendo entre los dos al Hunter con la espada
enganchada en la espalda. Enseguida comienza a correr al encuentro de ambos.
Ellos, al verla, se alegran inmensamente y sueltan al Hunter, que está
inconsciente y golpea con el suelo haciendo un ruido fuerte y seco. Rebeca
abraza con fuerza a Joel, llorando de emoción.
-
¡Joel! ¡Regresaste! Creí… creí que…-
-
Tranquila princesa… estoy acá, te prometí que
volvería ¿no? Estaba muy preocupado por vos, pensé que tal vez… nunca habías
peleado sola contra un Hunter… creí que…
Levi
mira con odio a Joel, casi rechinando los dientes, pero MADRE le sonríe con
dulzura y le pide que la ayude a llevar al Hunter dentro de la Resistencia,
para encerrarlo en una habitación que utilizan como celda, dejando a Rebeca y
Joel solos. Aunque antes de entrar, Levi gira la cabeza para mirarlos
abrazados, y hace un sonido de odio.
—¿Quién
venció a ese tremendo Hunter? —pregunta Rebeca.
—Mientras
los demás escapaban yo peleé con él, pero el asqueroso mutante ese se metió y
le dio el golpe final, tsk, maldito infeliz ¡lo tenía todo controlado! —gruñe
con odio.
—Quiero
suponer que no te estás refiriendo a Levi ¿verdad? —lo mira entrecerrando los
ojos, con una mirada desafiante.
—No,
claro que no… —contesta tragando saliva, con miedo a su ira.
—Te
conviene… —le golpea el pecho con la palma de la mano, pero cuando él se queja
de dolor, ella lo mira con tristeza y se apoya en él, refregando su rostro en
su pecho y acariciándolo—.Tenía miedo de perderte…
—Pero
ya estoy acá, ¿no? No te preocupes, no moriré fácilmente —sonríe acariciándole
el rostro.
—Te
conviene, ¿cómo podría vivir sin vos? —se para de puntitas y le da un beso
dulce en la mejilla, luego sonríe.
Unos
instantes después Rebeca ayuda a los heridos, hace su trabajo como Tercera
Capitana y ayuda a MADRE lo más que puede. Joan, hermosa como siempre, con su
cabello rubio ondulado, su ojo izquierdo ciego, con una cicatriz, y su otro ojo
verde claro. Alta y con una figura envidiable, muy voluptuosa. Si no fueran por
sus heridas, probablemente podría haber sido una modelo en el Edén.
Rebeca
creció mucho en esos diez años, ya no es la pequeña niña débil y llorona, ahora
es la Tercera Capitana de la Resistencia del Norte, y se convirtió en, no sólo
una mujer fuerte, sino también en una mujer muy hermosa. De altura normal y una
bellísima figura, con muy buenas medidas, aunque menor a las de MADRE. Siempre
vestida de negro, al pelear lleva siempre un corsé negro ajustado, con el
escote en corazón. Una calza ajustada negra y botas con tacón. En su bota
derecha lleva atado el pañuelo que, una vez, le hubo dado Erik, su amigo de la
infancia. Lleva una medalla de oro al cuello, atada en una cinta negra, y la
cicatriz que se hizo en el hombro derecho junto a Erik es notoria.
Rebeca
es el objeto de deseo de más de uno en la Resistencia, y de más de un militar,
pero su personalidad es lo que la hace más deseable. Provocativa pero
histérica, fuerte y orgullosa, bondadosa con quien quiere y temible con quien
la moleste. Muy cambiante, en un momento está feliz, al siguiente está enojada,
eso la hace impredecible…
La
Resistencia tiene el tamaño de una manzana entera, es de chapa y con un enorme
portón que rechina en la entrada. Todo a su alrededor es ceniza o tierra
quemada, y frente a la entrada hay una escalera metálica, rota y oxidada donde
tanto le gusta sentarse a todos a ver el cielo nocturno de vez en cuando. El
interior de la Resistencia no es mejor que el exterior, en la entrada hay un
entretecho con columnas y cuadrados vacíos que permiten ver el exterior, como
ventanas, espacio que usan para vigilancia. Sólo hay tres cuartos hechos con
ladrillos, uno es el de MADRE, el otro es la enfermería, y el otro lo usan de
celda. El resto de las divisiones, como el comedor, el gimnasio, el cuarto de los
hombres y el de las mujeres, o el cuarto de algunas parejas son de madera o
chapa. La pobreza del lugar es notoria, sus pocas cosas son ganadas con sangre
y esfuerzo, y muchas las fueron consiguiendo a lo largo de esos cien años de
guerra. No tienen el privilegio de tener luz eléctrica como sí tiene la
Resistencia del Sur, usan velas, antorchas caseras, y en la enfermería
solamente usan lámparas a pilas, lámparas de querosene y linternas.
Luego
de terminar con sus responsabilidades como Tercera Capitana, y de curar sus
heridas, Rebeca va a visitar a Levi a su cuarto, golpea la puerta y entra,
viendo dos camas contra las paredes, dividida por un mueble con ropa y cajas,
con un espejo apoyado encima. El cuarto es pequeño, pero acogedor en cierta
forma, ya que Levi hizo todo lo posible porque sea agradable a la vista,
decorado con hermosos dibujos a colores o a sombras pegados en las paredes.
—¿Puedo
pasar? —pregunta Rebeca, Levi le da la espalda, con el torso desnudo.
—¿Ya
terminaste de recibir a tu queridito y divino amiguito Joel? —responde con
sarcasmo, mientras peina su largo cabello negro, haciéndose ver en su espalda
una marca que ocupa sus omóplatos, como un tatuaje negro y rojo en forma de
alas de demonio, con una letra B gótica en el centro.
—Levi…
¿acaso estás celoso? —sonríe y se acerca a él, abrazándolo de atrás, apretando
sus grandes pechos ahora apretados en un corsé negro, contra su delgada
espalda.
—Hmph,
puede ser, ¿tiene algo de malo eso? —se aleja de ella y se sienta en la cama,
refregándose el rostro.
—No,
no tiene nada de malo, pero… ¡vos sabés que siempre, siempre, siempre vas a ser
mi preferido! —se sienta en sus piernas, acariciándole el rostro.
Levi
es un chico muy hermoso, con un rostro delicado, casi femenino, con un piercing
de argolla en el labio inferior, y dos piercing de argolla en la ceja
izquierda, más todos sus aros también de argolla ocupando completamente ambas
orejas. Pantalón de cuero ajustado, borcegos largos, cadenas y tachas colgadas
de su cintura. Toda ropa que consigue robando en los almacenes militares. Pero
como Rebeca nota que está demasiado serio le hace caricias hablándole con
cariño.
—Vamos
Levi, sabés que sos mi preferido…
—Claro,
claro, y yo soy una persona común y corriente ¿no? —contesta con el rostro
serio.
—Ah,
no seas tonti, ¡no pueden hacerme elegir! Yo los quiero mucho a los dos… —le
acaricia el rostro con dulzura, besándole suavemente las mejillas.
—Sí,
claro, pero no soy yo al que abrazás llorando cuando venimos de las batallas,
al contrario, te olvidás de que existo y te vas con Joel… —suspira con
tristeza.
—Pensá
una cosa, si no me importaras, ¿te defendería de todos los que te molestan, incluyendo
a Joel?
Levi
suspira y le cuenta que salvó la vida de Joel y del Hunter, al igual que salvó
a muchos otros compañeros más. Todos en la Resistencia odian a Levi, salvo por
Rebeca, MADRE y Hayleén, la hija de MADRE, que lo aman. Y cuando Rebeca le
ruega que deje de salvar a las personas que lo odian, él le responde:
—No
me gusta saber que la gente va a morir y no hacer nada para ayudarles, no me
importa lo que me pase, mientras sepa que la gente que salvo está bien… además,
yo no puedo morir…
—¡Pero
Joel es uno de los que más te molesta!
—Sí,
no me importa, estoy acostumbrado a eso, después de todo, ¿quién querría a un
monstruo como yo? —baja la mirada con tristeza.
—Yo te
quiero, no… yo te amo, ¡te amo! MADRE te ama, Hayleén también...
—Hayleén
es una nena, no sabe la verdad… —se queda callado unos instantes,
reflexionando.
—Levi,
te quiero muchísimo, sabelo, te quiero muchísimo de verdad… —lo abraza con
fuerza—. Temo mucho que un día vayas a luchar y no regreses más, que me dejes
acá sola, que eso de que no podés morir sólo sea una mentira…
—No
seas boba, sabés perfectamente que yo no puedo morir, no importa dónde me
disparen, no muero… nunca te voy a dejar sola. No sé si me gusta arriesgar mi
vida por los que me odian por el simple hecho de hacer el bien, o porque no
puedo morir… ¿lo haría si pudiera morir? No lo sé… —le responde el abrazo y le
besa el cabello.
—Sí
Levi, lo harías, lo harías porque sos la persona más buena y pura que existe en
esta tierra y demás…
—Rebeca…
¿qué va a ser de nosotros durante los años siguientes? ¿Cuántos más van a morir
por culpa de Bleirskin…?
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