lunes, 6 de agosto de 2012

Proyecto Edén: Capítulo Nº 2



Diez años después…
Es de noche, se escuchan gritos y disparos, mientras que la sangre mancha la tierra, tierra seca, tierra de ceniza, tierra incapaz de dar frutos de nada. Los militares disparan, y la Resistencia del Norte, con su bandera roja y blanca que dice “RDN”, contraatacan, obligándolos a marcar la retirada. La ciudad abandonada está completamente destruida, casi no hay casas en pie, sólo ladrillos, campo y la nada. Las estrellas son testigos de esa masacre mutua, de tantas muertes, de esa guerra sin fin. Pero la Resistencia va ganando, mientras que los soldados marcan la retirada por orden de OMEGA, la base enemiga, que manda refuerzos, refuerzos que de sólo escuchar su nombre los propios soldados tiemblan.
La Resistencia del Norte ve a los soldados retirarse, festejan por su victoria, sin sospechar lo que se acerca…
—MADRE, los militares se retiran —dice un chico de cabello negro largo hasta los hombros, con lentes de sol a pesar de la oscuridad de la noche.
—Así parece Ángel, y no me agrada en lo absoluto… —responde MADRE mirando a los militares escapar. MADRE, antiguamente llamada Joan, ahora líder de la Resistencia del Norte desde que Christopher murió. Reconocible desde distancia por sus ropas blancas al pelear, pantalón ajustado y campera blanca abrochada hasta el cuello, con muchas armas en cada lugar posible.
—Es muy raro, ¿no tramarán algo? —dice una chica de cabello negro corto por el mentón. Con sus lentes de mira nocturna ve a lo lejos, en el horizonte algo se acerca, ve luces rojas parpadear, acercándose a ellos—. ¿Qué es eso? —mira mejor, reconociendo la amenaza que se aproxima—. Oh dios mío… ¡son Hunters! MADRE, ¡son Hunters! Marque la retirada, ¡no podemos luchar contra Hunters!
—Opino lo mismo Rebeca —toma la radio que lleva en la cintura y habla a todos sus guerreros—. Atención a todos, ¡retirada de emergencia! ¡Regresen todos a la resistencia! Se acercan Hunters, repito ¡se acercan Hunters!
—Dios… ¡nos vamos a morir todos! —una chica pelirroja vestida como colegiala se refriega los brazos, mirando a los Hunters lejanos con pánico.
—Si vas a la guerra creyendo que vivirás, entonces sos la estúpida más grande que existe. La muerte es tu mejor amiga, tu arma, tu amada, tu todo. Pensá en muerte y vivirás, porque esa cazadora nunca le da el gusto a los que desean vivir… —MADRE la mira seria.
—Joel… Joel luchó dos veces contra los Hunters y sobrevivió… ¿dónde está Joel? —Rebeca mira a todos lados, desesperada.
—Muy tarde Rebeca… muy tarde, ya están acá… —la chica pelirroja ve a dos Hunters frente a ellos.
—Dani, váyanse todos, ¡ya! Yo los voy a distraer un poco… —Rebeca recarga su pistola y se prepara para pelear.
—Pero Rebeca, ¡no podés sola contra dos Hunters! —Ángel la toma de los hombros.
—¡Váyanse! ¡Soy Tercera Capitana y les ordeno retirarse!
—¡No podés sola! ¡Sería un suicidio!
—No está sola… —MADRE corre con el brazo a Ángel y Daniela, colocándose junto a Rebeca.
—Madre… n-no, ¡yo puedo sola! Usted es demasiado importante para nosotros como para que la perdamos… ¡en cambio si yo muero no afectaré en la resistencia! —Rebeca la mira afligida.
—En eso estás equivocada, sos mi mejor soldado, vos y Joel son los mejores guerreros que tenemos… —sonríe con orgullo.
MADRE nuevamente ordena la retirada, quedándose junto a Rebeca para pelear contra esos Hunters, personas modificadas genéticamente, casi como robots que sólo sirven para matar. Tienen una máscara metálica, con barras verticales en la boca y un lente rojo en forma de V por donde miran en infrarrojo. Su traje es ajustado, pegado al cuerpo, blanco y con detalles negros metálicos y plateados. En la espalda tienen círculos por donde entra el reemplazo de nanomáquinas o la sangre de Zero, el primer Hunter creado y el más puro. Sus cabelleras largas se hacen notar, todos los Hunter llevan cabello largo hasta la cintura, sin importar qué sexo tengan.
Rebeca le dispara a una Hunter, pero ésta lo esquiva y la ataca con sus dagas, las cuales Rebeca esquiva doblándose hacia atrás; luego de esquivarla le da una patada con fuerza, luego otra con la otra pierna. La vuelve a golpear con movimientos seguros, y aprovechando que su enemiga cae al suelo, le dispara. Cada distracción o caída de un Hunter debe ser aprovechada al máximo, esos seres sólo matan, no se rinden nunca.
MADRE pelea con el otro Hunter, es más grande y tiene unas cuchillas enormes en los brazos como brazaletes. Él la ataca pero MADRE lo esquiva rápidamente y le patea las piernas para que se caiga, a gran velocidad lo apunta con su pistola y dispara, el fuerte enemigo se levanta y la ataca de nuevo como si no le importara ser atravesado por esas balas, no cuando cada herida cierra casi instantáneamente. La ataca con sus cuchillas, hiriéndola en el vientre. MADRE le da una fuerte patada, lo vuelve a patear, quiere volver a patearlo pero él la esquiva y la hiere. Madre está muy agotada, vomita y escupe sangre en la palma de su mano, se mira la palma ensangrentada.
¡Mierda! Ahora no… tengo que aguantar más tiempo... quiero que me ataque así lo acabo de una, ya no doy más… esto no puede seguir así, ¡atacame!
Se agarra el brazo esperando a ser atacada, fingiendo no dar más, y cuando el Hunter la ataca ella lo esquiva, se coloca detrás, saca dos cuchillos que lleva en las piernas y se los clava en la garganta, girándolos. El Hunter muere. Lo mira en el suelo, en ese charco carmesí, mientras piensa, viendo alrededor toda la muerte, toda la sangre. Cuerpos de guerreros, cuerpos de Hunters, y otros escapando de su final…
Jair Bleirskin está desesperado, él no suele actuar tan impulsivamente. Lo conozco, él no es así… cada movimiento suyo es debidamente pensado, siempre que creíamos que se equivocaba sólo fingía caer para levantarse con más fuerza. ¿Por qué mandaste Hunters? Sólo era una batalla producto de nuestros robos continuos… ¿sacrificás a tus armas así no más, sin motivo alguno? ¿Qué te pasa, estás cansado de la guerra, cansado de nosotros? ¿Tenés miedo? ¿O acaso, simplemente, estás triste por algo y te la agarrás con nosotros? Si es así, Jair, esto es bueno para nosotros, tu tristeza te hace débil y poco astuto, mientras que nosotros aumentamos nuestra fuerza…
Maldita guerra… esta guerra que lleva cien años vigente. Cien años atrás hubo un presidente llamado Albert Frost, era cruel y muy corrupto, egoísta y vividor, todo el pueblo lo odiaba al igual que el mundo entero. Se habían hecho varios atentados hacia su persona, todos intentos fallidos. Pero un día fue asesinado, interceptado por la bala de un francotirador cuando estaba a punto de subir a su auto junto a sus guardias. Su vicepresidente ya había fallecido una semana antes de ese atentado en un accidente de autos, haciendo que el país quede en manos de senadores, todos renunciando uno atrás del otro. El pueblo estaba en pura anarquía… ya no creían en la política, no creían en sus líderes. Hubo una propuesta general que fue bien recibida, una nueva votación. Hubieron varios postulantes, senadores y gobernadores, algunos buenos, otros malos. Algunos con buenas propuestas, otras dejaban qué desear. Pero todos votaron al nuevo postulante, al guerrero que había demostrado ser diferente, el que mejores propuestas tenía y ofrecía una nueva vida. Al Coronel Bleirskin, él les dio sumo poder a los militares, poder que años atrás les fue arrebatado. ¿Qué propuesta había dado este hombre? El “Proyecto Edén”. El país libre de pobreza, con una economía estable y elevada, con alta tecnología y comodidades al vivir. Prometió convertir Argentina en potencia mundial…sus palabras gustaron al pueblo, los seduzco, ganando las votaciones, cumpliendo fielmente su palabra. Pero para él, sólo los fuertes tenían derecho a vivir, y aquellos que pudieran pagar su libertad serían libres de vivir una vida tranquila alejada de la peste conocida como POBREZA; así que los ricos, los militares, los científicos y todos aquellos merecedores de la vida cómoda, fueron llevados a nuevas ciudades con alta tecnología, dentro de un campo de energía Electro-Magnética, llamados “Edén”. Cada ciudad estaba conectada entre sí, distribuidos por toda la Argentina, donde estaban camuflados con el exterior, exterior donde la gente pobre y humilde estaba, muriendo de hambre, de sed, o siendo exterminados. Bleirskin les arrebataba el agua y los víveres para mantener el Edén en buenas condiciones. Los soldados violaban a las mujeres y torturaban a los hombres. Pero algunas personas, ya cansadas de ser usados y masacrados, cansados de ser tratados como basura, formaron las resistencias y juntaron a toda persona que desee luchar y vivir. Se crearon muchas resistencias y pequeñas guerrillas en todo el país, pero las dos más importantes, las primeras, fueron la “Resistencia del Norte” y la “Resistencia del Sur”, una ubicada en lo que antes era Capital, y la otra en lo que una vez hubo sido Provincia. Las resistencias atacaban a los soldados, rompían sus bases, mataban a los soldados y robaban sus armas… la nueva guerra de los cien años comenzó gracias al “Proyecto Edén”
MADRE va a ver a Rebeca, la encuentra tirada en el suelo, muy golpeada, la Hunter contra la que peleaba se vio obligada a escapar para sobrevivir.
—Rebeca… ¿estás bien? —la ayuda a levantarse.
—Si… —contesta con tristeza—. No pude vencerla, no pude matarla…
—Pero le hiciste un gran daño, de lo contrario no se hubiera retirado de la batalla, los Hunters jamás dejan una batalla, va en contra de sus órdenes, a menos que su vida corra demasiado riesgo.
—Pero no la vencí… aún no soy buena, aún sigo siendo la misma inútil de hace diez años… —mira con tristeza los cuerpos de sus compañeros en el suelo—. No pude protegerlos, ahora… ahora están muertos… —comienza a llorar y MADRE le pega una cachetada.
—¡No seas estúpida! En todo caso, la culpa de sus muertes sólo cae en mis hombros, era mi deber como líder de la Resistencia del Norte protegerlos, pero fallé… soy una madre que no fue capaz de proteger a sus bebés.
—MADRE… —se agarra el vientre con dolor—. Sabe que no es cierto, por algo lleva el nombre de “MADRE”, se lo ganó justamente…
—Regresemos a la base, contemos los sobrevivientes, oremos por los muertos y curemos a los heridos. La batalla termina ahora, no podemos contra Hunters, no aún… —voltea para ir a la Resistencia, con Rebeca siguiéndola detrás.
En otro lugar, un grupo de chicos intenta eliminar a un Hunter con una musculatura increíble y una espada enorme. Lo atacan y él se defiende, los corta al medio sin problema con su espada de filo aterrador, los mata a todos sin compasión, les separa miembros del cuerpo, los destripa. Entonces un chico rubio con un flequillo tapándole el ojo izquierdo y todo el cabello parado hacia ese mismo lado, le habla a sus compañeros:
—¡Regresen todos a la base! Mi radio murió a manos de ese maldito Hunter, así que no puedo llamar refuerzos ni saber si se ordenó una retirada… regresen todos, antes de que acaben como los demás… —se acomoda su tapado negro de cuero.
—Pero Joel, es demasiado fuerte, hasta para vos… —uno de los chicos lo mira, se sujeta una herida muy grande en el pecho, hecha por la afiladísima hoja del Hunter.
—Recuerden que ya peleé dos veces contra ellos y ambas sobreviví —responde Joel con una sonrisa engreída—. ¡Sólo váyanse! ¡Soy demasiado sensual para morir! Así que el mundo no se privará de mi belleza… soy el Cuervo, el Cuervo no muere…
Joel se queda con el Hunter, quien ríe al verlo solo, mientras que los únicos tres sobrevivientes corren lejos de él, heridos, casi desangrándose. Joel mira de reojo esperando que estén lejos, pero atento a cualquier sonido que pueda hacer el Hunter, y sólo escucha su risa mecanizada:
¡JAJAJAJAJAJAJA! VEO QUE DESEÁS... MORIR… —dice entrecortado, típico en los Hunters hablar de esa forma.
—Cerrá el culo pedazo de mierda, ya vas a ver quien va a morir, enano de mierda… —Joel lo mira hacia abajo, le lleva una cabeza de altura.
El Hunter lo ataca con la espada enorme pero Joel la esquiva con facilidad. Lo vuelve a atacar de la misma forma y él sigue esquivándolo con habilidad, aunque unos cabellos sufren un pequeño corte, asustándolo. Joel le dispara varias veces, pero el Hunter no se inmuta y no se detiene, como si no sintiera las balas en su cuerpo, balas que enseguida salen de la herida para poder regenerarse. El Hunter vuelve a atacarlo con la espada, Joel lo esquiva y con fuerza le da una patada en la muñeca, obligándolo a soltar la espada. Sonríe creyendo que eso aumenta sus probabilidades de ganar, pero el Hunter no se ve afectado por perder su arma de esa manera, si no que esta vez, lo ataca con su puño, Joel esquiva el golpe, pero al ver que su puño parte y destroza un árbol entero, se queda impactado, casi asustado. Esquiva todos los abominables golpes del Hunter que destruyen todo a su paso, como si en vez de puños tuviera un enorme mazo en las manos. Joel lo patea con fuerza y le da una rápida y corta trompada en el vientre, sigue acosándolo con golpes; cuando está a punto de vencerlo, el Hunter recupera su espada y lo ataca hiriéndole el brazo derecho. Ambos a punto de matarse mutuamente…
En ese momento, de la nada, un chico le da una fuerte patada en la nuca al Hunter, tirándolo al suelo y dejándolo inconsciente. Joel mira con desprecio a su salvador y lo insulta.
—¡Maldito monstruo! No necesitaba de tu ayuda, ¡yo podía eliminarlo con mis propias manos!
—Se notaba tanto… —responde un chico vestido de cuero negro ajustado, casi dark o gótico, con el cabello largo, lacio y negro, y los ojos rojos, de rostro delicado y pálido, hermoso como una mujer.
—¡No necesitaba que me salve un asqueroso demonio como vos!
—Hmph, no pienses que te salvé porque quería, si es por mí, morite, pero no quiero ver triste a Rebeca…
Mientras tanto, en la resistencia, Rebeca mira sus lentes de mira nocturna, están dañados, ya no funcionan. Puede verse sus ojos de color dispar, uno verde y el otro azul, llora por el retraso de Joel y Levi, mientras la gente a su alrededor llora a sus familiares muertos, y curan a los heridos. El patio central está lleno de gente herida, que gime de dolor, mientras son atendidos debidamente. Ángel se acerca a ella y le toca el hombro.
—Tranquila Rebeca, vas a ver que va a llegar, no por nada le dicen “El Cuervo”, a donde va, la muerte llega…
—Lo sé, Ángel, pero tengo un mal presentimiento, no sé porqué… —se agarra el pecho, sintiendo algo extraño—. Lo importante ahora es nuestra gente, los heridos, los muertos… debo estar bien por todos.
Una chica morena, de cabello castaño claro y un vestido blanco largo que hace notar su panza de embarazada, se acerca a MADRE, preguntando por su novio Alan. Los presentes se quedan en silencio, bajando la mirada, y MADRE le pide que se tranquilice. Nadie se anima a decirle la verdad, pero aún así, ella nota algo extraño en el ambiente. Rebeca la toma del brazo y la lleva para afuera, duda qué decirle, pero toma coraje y le dice la verdad. Su novio murió peleando contra el Hunter que enfrentaba Joel. La noticia la afecta demasiado, comienza a gritar y llorar, negando la realidad. Rebeca intenta consolarla, sin saber qué hacer, la desesperación que Cynthia siente la comprende perfectamente, pero no sabe qué hacer. Cynthia se pone de pie, decidida a ir en busca de su amado, sin importarle nada. Rebeca trata de detenerla, la abraza con fuerza tratando de convencerla de la realidad, su novio Alan murió… Cynthia, ya no dando más de tantos nervios, comienza a sangrar, a tener pérdidas, y termina desmayándose. Rebeca la agarra en sus brazos gritando desesperada, gritando por ayuda. Enseguida salen MADRE y Ángel en su ayuda, él alza en sus brazos a su mejor amiga y la lleva a la enfermería, mientras que MADRE se queda con Rebeca.
—Le prometí a Dante que cuidaría de Cyn… que no dejaría que sufriera… —Rebeca llora recordando al hermano de Cynthia, que falleció dos años atrás.
—Rebeca, no es tu culpa, ya hiciste demasiado por nosotros… peleaste contra un Hunter vos sola y viviste, eso es mucho ya, no te tortures de esta manera… —MADRE le acaricia la espalda.
—Le prometí… se lo prometí a él. Si algo malo le pasa a Cynthia… si algo le pasa yo me muero… Dante…
—¡Ya basta Rebeca! —MADRE le grita, seria—. ¡Sos la tercera en mando! ¡Comportate como tal! ¡Secá tus lágrimas, olvidá tu dolor y tratá de estar bien por todos!
—Sí, si MADRE… —Rebeca la mira sorprendida, luego MADRE sonríe, mirando hacia otro lado.
—Gracias al cielo… Rebeca, mirá para el oeste….
Rebeca mira y ve a Joel y Levi trayendo entre los dos al Hunter con la espada enganchada en la espalda. Enseguida comienza a correr al encuentro de ambos. Ellos, al verla, se alegran inmensamente y sueltan al Hunter, que está inconsciente y golpea con el suelo haciendo un ruido fuerte y seco. Rebeca abraza con fuerza a Joel, llorando de emoción.
-          ¡Joel! ¡Regresaste! Creí… creí que…-
-          Tranquila princesa… estoy acá, te prometí que volvería ¿no? Estaba muy preocupado por vos, pensé que tal vez… nunca habías peleado sola contra un Hunter… creí que…
Levi mira con odio a Joel, casi rechinando los dientes, pero MADRE le sonríe con dulzura y le pide que la ayude a llevar al Hunter dentro de la Resistencia, para encerrarlo en una habitación que utilizan como celda, dejando a Rebeca y Joel solos. Aunque antes de entrar, Levi gira la cabeza para mirarlos abrazados, y hace un sonido de odio.
—¿Quién venció a ese tremendo Hunter? —pregunta Rebeca.
—Mientras los demás escapaban yo peleé con él, pero el asqueroso mutante ese se metió y le dio el golpe final, tsk, maldito infeliz ¡lo tenía todo controlado! —gruñe con odio.
—Quiero suponer que no te estás refiriendo a Levi ¿verdad? —lo mira entrecerrando los ojos, con una mirada desafiante.
—No, claro que no… —contesta tragando saliva, con miedo a su ira.
—Te conviene… —le golpea el pecho con la palma de la mano, pero cuando él se queja de dolor, ella lo mira con tristeza y se apoya en él, refregando su rostro en su pecho y acariciándolo—.Tenía miedo de perderte…
—Pero ya estoy acá, ¿no? No te preocupes, no moriré fácilmente —sonríe acariciándole el rostro.
—Te conviene, ¿cómo podría vivir sin vos? —se para de puntitas y le da un beso dulce en la mejilla, luego sonríe.
Unos instantes después Rebeca ayuda a los heridos, hace su trabajo como Tercera Capitana y ayuda a MADRE lo más que puede. Joan, hermosa como siempre, con su cabello rubio ondulado, su ojo izquierdo ciego, con una cicatriz, y su otro ojo verde claro. Alta y con una figura envidiable, muy voluptuosa. Si no fueran por sus heridas, probablemente podría haber sido una modelo en el Edén.
Rebeca creció mucho en esos diez años, ya no es la pequeña niña débil y llorona, ahora es la Tercera Capitana de la Resistencia del Norte, y se convirtió en, no sólo una mujer fuerte, sino también en una mujer muy hermosa. De altura normal y una bellísima figura, con muy buenas medidas, aunque menor a las de MADRE. Siempre vestida de negro, al pelear lleva siempre un corsé negro ajustado, con el escote en corazón. Una calza ajustada negra y botas con tacón. En su bota derecha lleva atado el pañuelo que, una vez, le hubo dado Erik, su amigo de la infancia. Lleva una medalla de oro al cuello, atada en una cinta negra, y la cicatriz que se hizo en el hombro derecho junto a Erik es notoria.
Rebeca es el objeto de deseo de más de uno en la Resistencia, y de más de un militar, pero su personalidad es lo que la hace más deseable. Provocativa pero histérica, fuerte y orgullosa, bondadosa con quien quiere y temible con quien la moleste. Muy cambiante, en un momento está feliz, al siguiente está enojada, eso la hace impredecible…
La Resistencia tiene el tamaño de una manzana entera, es de chapa y con un enorme portón que rechina en la entrada. Todo a su alrededor es ceniza o tierra quemada, y frente a la entrada hay una escalera metálica, rota y oxidada donde tanto le gusta sentarse a todos a ver el cielo nocturno de vez en cuando. El interior de la Resistencia no es mejor que el exterior, en la entrada hay un entretecho con columnas y cuadrados vacíos que permiten ver el exterior, como ventanas, espacio que usan para vigilancia. Sólo hay tres cuartos hechos con ladrillos, uno es el de MADRE, el otro es la enfermería, y el otro lo usan de celda. El resto de las divisiones, como el comedor, el gimnasio, el cuarto de los hombres y el de las mujeres, o el cuarto de algunas parejas son de madera o chapa. La pobreza del lugar es notoria, sus pocas cosas son ganadas con sangre y esfuerzo, y muchas las fueron consiguiendo a lo largo de esos cien años de guerra. No tienen el privilegio de tener luz eléctrica como sí tiene la Resistencia del Sur, usan velas, antorchas caseras, y en la enfermería solamente usan lámparas a pilas, lámparas de querosene y linternas.
Luego de terminar con sus responsabilidades como Tercera Capitana, y de curar sus heridas, Rebeca va a visitar a Levi a su cuarto, golpea la puerta y entra, viendo dos camas contra las paredes, dividida por un mueble con ropa y cajas, con un espejo apoyado encima. El cuarto es pequeño, pero acogedor en cierta forma, ya que Levi hizo todo lo posible porque sea agradable a la vista, decorado con hermosos dibujos a colores o a sombras pegados en las paredes.
—¿Puedo pasar? —pregunta Rebeca, Levi le da la espalda, con el torso desnudo.
—¿Ya terminaste de recibir a tu queridito y divino amiguito Joel? —responde con sarcasmo, mientras peina su largo cabello negro, haciéndose ver en su espalda una marca que ocupa sus omóplatos, como un tatuaje negro y rojo en forma de alas de demonio, con una letra B gótica en el centro.
—Levi… ¿acaso estás celoso? —sonríe y se acerca a él, abrazándolo de atrás, apretando sus grandes pechos ahora apretados en un corsé negro, contra su delgada espalda.
—Hmph, puede ser, ¿tiene algo de malo eso? —se aleja de ella y se sienta en la cama, refregándose el rostro.
—No, no tiene nada de malo, pero… ¡vos sabés que siempre, siempre, siempre vas a ser mi preferido! —se sienta en sus piernas, acariciándole el rostro.
Levi es un chico muy hermoso, con un rostro delicado, casi femenino, con un piercing de argolla en el labio inferior, y dos piercing de argolla en la ceja izquierda, más todos sus aros también de argolla ocupando completamente ambas orejas. Pantalón de cuero ajustado, borcegos largos, cadenas y tachas colgadas de su cintura. Toda ropa que consigue robando en los almacenes militares. Pero como Rebeca nota que está demasiado serio le hace caricias hablándole con cariño.
—Vamos Levi, sabés que sos mi preferido…
—Claro, claro, y yo soy una persona común y corriente ¿no? —contesta con el rostro serio.
—Ah, no seas tonti, ¡no pueden hacerme elegir! Yo los quiero mucho a los dos… —le acaricia el rostro con dulzura, besándole suavemente las mejillas.
—Sí, claro, pero no soy yo al que abrazás llorando cuando venimos de las batallas, al contrario, te olvidás de que existo y te vas con Joel… —suspira con tristeza.
—Pensá una cosa, si no me importaras, ¿te defendería de todos los que te molestan, incluyendo a Joel?
Levi suspira y le cuenta que salvó la vida de Joel y del Hunter, al igual que salvó a muchos otros compañeros más. Todos en la Resistencia odian a Levi, salvo por Rebeca, MADRE y Hayleén, la hija de MADRE, que lo aman. Y cuando Rebeca le ruega que deje de salvar a las personas que lo odian, él le responde:
—No me gusta saber que la gente va a morir y no hacer nada para ayudarles, no me importa lo que me pase, mientras sepa que la gente que salvo está bien… además, yo no puedo morir…
—¡Pero Joel es uno de los que más te molesta!
—Sí, no me importa, estoy acostumbrado a eso, después de todo, ¿quién querría a un monstruo como yo? —baja la mirada con tristeza.
—Yo te quiero, no… yo te amo, ¡te amo! MADRE te ama, Hayleén también...
—Hayleén es una nena, no sabe la verdad… —se queda callado unos instantes, reflexionando.
—Levi, te quiero muchísimo, sabelo, te quiero muchísimo de verdad… —lo abraza con fuerza—. Temo mucho que un día vayas a luchar y no regreses más, que me dejes acá sola, que eso de que no podés morir sólo sea una mentira…
—No seas boba, sabés perfectamente que yo no puedo morir, no importa dónde me disparen, no muero… nunca te voy a dejar sola. No sé si me gusta arriesgar mi vida por los que me odian por el simple hecho de hacer el bien, o porque no puedo morir… ¿lo haría si pudiera morir? No lo sé… —le responde el abrazo y le besa el cabello.
—Sí Levi, lo harías, lo harías porque sos la persona más buena y pura que existe en esta tierra y demás…
—Rebeca… ¿qué va a ser de nosotros durante los años siguientes? ¿Cuántos más van a morir por culpa de Bleirskin…?

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