miércoles, 8 de agosto de 2012

Proyecto Edén: Capítulo Nº 4



El sol ilumina la mañana con su claridad, y mientras que en la Tierra de los Olvidados la gente trabaja arduamente por sus cosas, lucha o descansan de sus duras peleas, en otro lado muy alejado de la Tierra de los Olvidados, dentro del Edén, en esas ciudades perfectas donde la gente goza de distintos lujos y vida fácil; una chica rica está sentada en clases con el uniforme escolar, es la hora de Proyecto de Investigación, mirando el pizarrón sin mirarlo. Suspira, su cabello ondulado, teñido de pelirrojo brillante, le cae por los hombros, cubriéndole el rostro triste. Piensa en su padre y aprieta el puño.
¿Por qué papá no me quiere? Me esfuerzo tanto en la escuela para que me preste atención, pero sin embargo no está nunca, y cuando regresa lo único que hace es encerrarse en su oficina y seguir trabajando. Si lo interrumpo me grita, ¿por qué me odia tanto…?
Se mira los brazos cortados, lleno de cicatrices y heridas recientes. La profesora la mira, se cruza de brazos.
—Señorita Lambert, ya que está en su mundo de fantasía, pase al pizarrón y resuelva esa tabla.
—¿Eh? Ah, si… —mira el pizarrón, tiene escrito sobre las tablas de verdad, de la simbolización de las preposiciones. Sonríe, ese tema es nuevo pero se le hace demasiado fácil. Se pone de pie y lo resuelve con gran rapidez—. Listo,  el resultado es VVVVVVVV, lo que da una tautología.
—Eh, m-muy bien, vuelva a… a su asiento señorita Lambert… —la profesora traga saliva, sintiéndose estúpida. La chica pelirroja regresa a su asiento sonriendo.
—Muy bien Eva, onda que, la callaste a la profe, ¡que idol que sos! —una chica con el cabello castaño largo, una colita y flequillo recto le toca la mano.
—Eva, tipo que, tipo que sos re inteligente, onda, así como nerd… —una rubia con jopo y ojos marrones, comiendo chicle la mira con una sonrisa engreída.
Eva sigue en su mundo de reflexión y suspiros, envuelta en su tristeza y soledad. Sin darse cuenta que comenzó otra hora de clases con otro profesor. Mira el pizarrón sin mirarlo, suspira. Es la segunda mejor promedio de la escuela, quiere ser primer mejor promedio para poder agradarle a su padre, hasta ahora sólo lo avergüenza porque el primer mejor promedio es de su mucama, que tiene una beca en el lugar. ¿Cómo su mucama puede ser mejor que ella, una Lambert?
Un chico hermoso escribe en el pizarrón, explica la clase y hace preguntas. Es el profesor Virgil Jackman, todas las chicas de la escuela lo miran con deseo, no sólo por su belleza, sino por su gran inteligencia, ya que es profesor de ellos y sólo tiene dieciocho años. Él mira a Eva, la ve distraída y le hace una pregunta complicada sobre física, ella sin dudar un segundo se la responde, sus compañeros la miran sin comprender una palabra de todo lo que dijo. Pero él la comprende y sonríe felicitándola. Ella le responde con una sonrisa leve, casi asquerosa. No lo soporta, lo detesta. Una de sus amigas le pega en el hombro, obligándola a voltear para ver a Belu, la amiga morocha.
—Eva, ¿ahora a la salida vamos las tres para el centro? Quiero comprarme un vestido para el baile que hace Michelle…
—Pero Belu, el baile es dentro de un mes… y tenés que ir con un chico si o si…
—Por eso, me quiero comprar un vestido para conquistar a algún chico por ahí, y después, tipo que otro para el baile —guiña un ojo, sonriendo.
—Eva, tipo que, vos no tenés novio, o sea gor, ¿con quién vas a ir? Yo voy a ir con Lucas. O te conseguís un novio o no sé, pasás así como que vergüenza… —Luly, la rubia, levanta una ceja.
—¿Por qué no vas con Virgil Jackman? Está enamorado de vos, dicen que quiere pedirte en matrimonio a tu padre… —Belu mira a Virgil dando clases, anotando unos ejercicios en el pizarrón. Es hermoso, alto, de cabello negro corto con un flequillo hacia el costado derecho, ojos azules, con facciones delicadas y una sonrisa dulce.
—Uh, que envidia gor, Virgil es divine… y tipo que, está así como súper sexy… —Luly lo mira con deseo, mordiéndose los labios.
—No Luly, no me gusta, no pienso salir con alguien que no me guste… además, es nuestro profesor, no pienso salir con mi profesor… —Eva mira para otro lado sin interés.
Sus amigas le insisten sin conseguir nada, Eva es caprichosa y orgullosa, y más si se trata de chicos. Mira el pizarrón y anota lo que Virgil escribió, no le agrada para nada, ¿cómo sus amigas pueden pedirle que salga con un profesor al que no soporta? Le parece soberbio, pedante, odioso y mala persona.
La hora termina y llega el recreo, todos salen pero Eva acomoda sus cosas antes de salir, Virgil la sigue con su morral y le habla, ella voltea sin interés alguno.
—¡Eva!
—Lambert, no recuerdo haberle dado permiso de que me llame por el nombre, profesor Jackman —lo mira con el ceño fruncido.
—Lo siento, me cuesta tratarlos por el apellido… —camina junto a ella y la mira—. Has estado bastante distraída las últimas clases, tus notas siempre fueron sobresalientes, pero ahora tus notas bajan y tu distracción me preocupa…
—Sólo estoy cansada…
—Bueno, si necesitás algo sabés que puedo ayudarte…
—¿Relacionado con la física y la matemática? Seguro, pero si quisiera ayuda con eso se la pediría a mi padre, ¡no a un profesor que quiere acostarse conmigo! Y alégrese de que ni mi padre ni el director lo saben…
Lo mira con desprecio y entra al baño de mujeres para que no la moleste, él la mira con tristeza y suspira. Sigue su camino y patea la pared con odio, pensando:
No quiero acostarme con vos Eva, no deseo tu cuerpo, deseo tu amor, tu cariño. Deseo tener el honor de estar a tu lado, de oírte y mimarte… ¿por qué no lo podés ver? Ya de por sí me cuesta mantenerme en el papel de profesor. Dios, ¡tengo dieciocho años! Desearía simplemente ser un compañero tuyo, un alumno de la escuela… no es mi culpa haber terminado la universidad a los doce años…
Mucho más tarde, Eva, Luly y Belu salen de una tienda de ropa y caminan tranquilas en la calle, ya de noche, ya oscuro. Caminan riéndose y hablando, sin darse cuenta que unos chicos miran con deseo a Eva…
—Eva, te hubieras comprado ese vestido, te quedaba re top… —Belu sonríe, balanceando en sus manos las bolsas con ropa.
—No, era muy barato y de baja calidad, no me gustan las cosas baratas… —responde ella caminando, mirándola con sus ojos verdes claro.
—Ay, sorry gor, pero era una de las más caras… —acota Luly moviendo las manos y poniendo los ojos en blanco.
—Ay, ella, rica, se compra todo de diseñadores extranjeros… —Belu levanta las manos de manera burlona.
—Ustedes también son ricas, así que no se hagan las pobrecitas, no existe la pobreza. La pobreza es un mito, todos son de un pasar económico bueno, o millonarios, o ricos, o multimillonarios; Luly, tu mamá es Wedding planner,  tienen buena plata —Eva levanta una ceja.
—Hay humildes también, los de los supermercados, hijos de militares y los sirvientes. Además, mi papá es el director de la escuela y mi mamá también trabaja, pero tu familia es una de las más ricas del país, la tercera más rica del mundo, todo porque tu papá es científico. Como que me da envidia, mi papá sólo es un director de escuela y mi mamá trabaja en seguridad nacional –Belu resopla.
—No sólo eso, tu papá es dueño de las industrias “JOAN”, la mejor tecnología que existe, se venden por todo el mundo, y todos los países lo quieren a su servicio —acota Luly, tratando de demostrar que no es una rubia hueca y que está informada de lo que sucede en el mundo.
Se ríen y se despiden en una esquina, cada una caminando hacia su casa, o llamando a sus correspondientes choferes para que las busquen. Eva camina sola, tranquila, le gusta sentir el suave viento en su rostro, sentirse libre, sentirse una persona normal. Aún con todos sus lujos le agrada poder manejarse como cualquiera, prepararse de vez en cuando su propio desayuno, quizás andar en bicicleta en vez de salir con su chofer. Aprieta el botón de una pulsera fucsia y sale un holograma rosa, con una lista de contactos, y dice “CASA”. Una voz repite y llama a su casa, donde le atiende un señor.
—Residencia Lambert, ¿en qué puedo ayudarle?
—William, ¿podrías pasarme con mi padre? —Eva lo mira, un señor de cabello negro y ojos marrones, muy hermoso a pesar de su edad, con apariencia de tener 45 años, y vestimenta de mayordomo.
—Lo siento señorita Eva, pero el señor Lambert no se encuentra en este momento…
—Pero… me dijo que hoy iba a venir a casa, me prometió que hoy iríamos al cine juntos… —lo mira por la pantalla del holograma, con tristeza. William la mira con lástima.
—Vino pero ya se fue, tenía una reunión con nuestro señor, el General Bleirskin…
—Ah, entiendo, trabaja, como siempre… —resopla—. Muchas gracias William, dígale que tardaré en llegar… y que tal vez no regrese por un buen tiempo…
Eva corta, cierra el holograma de su celular y comienza a llorar.  Escucha unas voces masculinas que le hablan, voltea para mirar, son los chicos que la seguían. Los mira con desconfianza y comienza a caminar más rápido, mientras que ellos la llaman, le gritan cosas, se ríen y la siguen. Ella comienza a correr y ellos la corren por detrás. La desesperación la invade, dobla en una esquina en un intento por escapar, pasando frente a la plaza donde suele pasear. Se encuentra con un callejón cerrado, y los chicos la acorralan sonriendo. La tiran contra la pared, mientras que uno le quita la pulsera fucsia, ese celular moderno creado por su padre. En el Edén no existen los pobres, lo que significa que ese tipo de personas lo hace por placer, por maldad. El que la sostiene contra la pared la manosea, le besa el cuello y le rompe la camisa escolar. Ella grita desesperada, pidiendo ayuda, él le pega para que se calle y le acaricia las piernas sonriendo de manera pervertida. Le levanta las piernas y le quita la ropa interior, tocándola, lastimándola. Ella no le ve el rostro a ninguno, la oscuridad no se lo permite, pero visten bien, sólo les ve las zapatillas, él que la lastima las tiene verde flúor, y los otros en ese tipo de colores. Llora, grita, ruega que la dejen, ruega que alguien la ayude. Pero nadie llega en su ayuda, mientras que la siguen desvistiendo, tocándola, violándola, robándole su pureza.
¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me castigás así Dios?
Luego de usarla lo suficiente, de lastimarla, no saben qué hacer con Eva, que está inconsciente, lastimada y semidesnuda, en corpiño y con la bombacha mal puesta, apenas subida bajo la faldita de colegiala. Uno de ellos la alza, no sabe dónde meterla, y otro señala un montón de bolsas de basura apoyadas contra la pared del final del callejón, sonríen y la tiran ahí para luego voltear e irse. Se escucha un sonido extraño y no dan importancia, siguiendo con su partida, sin ver que Eva ya no está, que su cuerpo inconsciente atravesó una puerta camuflada, una entrada hacia fuera del Edén, hacia el exterior, justamente hacia la Tierra de los Olvidados, hacia la guerra…
Joel camina con las manos en los bolsillos de su pantalón negro. Con su típica remera azul descolorida y su tapado de cuero. Pasa por la antigua base de OMEGA, la base abandonada, y ve a una chica tirada cerca de unas plantas de aloe vera. Se acerca rápido a ella, se agacha, viéndola herida. Le toma el pulso para ver si continúa con vida, suspira con una sonrisa aliviada al ver que sí lo está. Luego se quita el tapado y la cubre con él para tapar su desnudez, acomodándole la ropa interior. La alza y camina con ella en los brazos, pensando en llevarla a la Resistencia para que la curen y la atiendan debidamente. La mira con tristeza y preocupación, pensando qué pudo pasarle, si la habrán lastimado los militares, o quizás, las pandillas de criminales que se dedican a robarle a los otros que tratan de sobrevivir a la guerra.
Luego de llegar a la Resistencia y mandar a Ángel en busca de MADRE, Joel recuesta a Eva en una camilla de la enfermería, mientras que un chico comienza a curarla junto con Cynthia, la chica embarazada y morena. Al instante, casi sin darle tiempo a sentarse o beber agua, llegan MADRE y Rebeca, esperando saber qué es lo que sucedió, el porqué Joel las llamaba tan desesperadamente, algo poco típico en él.
—MADRE, encontré a esta chica cerca de la base abandonada de OMEGA, en donde crecen los aloes veras… por cierto, le traje algunas —Joel mira a esa hermosa y fuerte mujer que está cruzada de brazos.
—¿Estaba sola? ¿No había nadie con ella? —se acerca esperando ver mejor a esa chica.
—No, estaba sola y casi sin ropa. La cubrí con mi tapado y la traje para acá… —Joel mira a Eva acostada en la camilla.
—¿Qué le habrá pasado? —pregunta Rebeca mirándola con cierta tristeza.
—Creo saber lo que le pasó… —MADRE suspira y le mira el rostro, retrocede asustada, sus ojos abiertos como platos, su respiración acelerándose al ritmo de su corazón, entre sorprendida y asustada—. ¿Q-qué? Ese rostro… tiene el cabello colorado, pero… no, no puede ser, es completamente imposible…—piensa.
—¿MADRE? ¿Conoce a esta chica? —pregunta Joel al verla de esa forma afligida.
—N-no, no la conozco…
—Parece lo contrario…
—No, no la conozco… —suspira tratando de tranquilizarse, luego se pone seria y la mira mejor—. No tiene heridas cortantes, son sólo golpes. Si hubieran sido soldados quienes la hirieron estaría muerta, o se la habrían llevado. Puede ser que haya sido una pandilla, o alguna de esas guerrillas chicas…
—¿Entonces que le pasó? —pregunta Rebeca.
—Lo más probable es que haya sido violada…
—¿Violada? —Joel abre los ojos sorprendido, luego la mira con tristeza—. Pobre, debe ser horrible… —frunce el ceño con desprecio. En la Tierra de los Olvidados la violación es lo peor que puede hacer una persona. Robar está permitido, asesinar también. Pero la violación es repudiada y nada justifica su acción.
—Va a ser mejor que para cuando despierte no estemos todos amontonados alrededor de ella, podría asustarse después de lo que pasó… y Joel, mejor andá para afuera, tampoco es bueno que haya un hombre cerca… —MADRE lo mira con el rostro serio.
—Pero MADRE, yo la traje, ¡quiero saber cómo se encuentra!
—Hmph, entonces quedate pero mantenete lejos. Rebeca, quedate a su lado, cuando despierte vayan a buscarme, quisiera hacerle unas preguntas… —voltea para irse.
—¿Y usted MADRE? ¿No se queda? —Rebeca la mira.
—No, necesito pensar tranquila… —sale de la habitación y se apoya en la pared, agarra un relicario en su pecho y lo aprieta en sus manos—. Quiero saber si es ella… —piensa con los ojos cerrados.
Rebeca le pregunta a Joel sobre cómo la encontró y el porqué la llevó, oyendo con atención las respuestas de su mejor amigo. Eva se despierta en ese momento, mirando a todos lados, confundida y desorientada. Joel enseguida va a buscar a MADRE, cumpliendo lo pedido de no estar cerca de ella. Por la mente de Eva pasan las imágenes de sus violadores y todo ese momento horrible sufrido, se hace bolita abrazando sus piernas y llora desconsoladamente. Rebeca le acaricia la espalda hasta tranquilizarla, entonces ella levanta la vista, mirándola a los ojos de color dispar.
—¿Quién… quién sos?
—Mi nombre es Rebeca, Rebeca Sanz... —le sonríe tratando de darle confianza.
—¿Dónde estoy? —mira a todos lados.
—Estás en la Resistencia del Norte, no te preocupes, te vamos a cuidar bien.
—¿Resistencia? ¿Resistencia de que? No entiendo… —se toca el rostro adolorido.
—En la Resistencia, ¿nunca escuchaste de nosotros?
—No, tipo que las únicas Resistencias que conozco son las de las películas… y las de los libros de historia… —levanta una ceja.
—¿Películas, qué es eso? —Rebeca parpadea sin comprender a qué se refiere.
—¿No sabes que es una película? ¿Es una especie de broma sin sentido? —la mira raro. En ese momento entra MADRE y le habla a Rebeca.
—Rebeca, dejame hablar con ella a mí…
—Sí, MADRE…
—¿Madre? ¿Es tu mamá?
—¿Qué? No, así le decimos todos acá, es la líder de la RDN.
—Mi nombre es Joan, me dicen MADRE, es el nombre que me gané al ser líder… —sonríe, luego la mira en silencio, pensando—. No puede ser, es demasiada la similitud…
—¿Cómo te sentís? —pregunta Joel acercándose a ella, pero Eva al verlo se asusta y se ataja, abrazando a Rebeca, recordando a sus violadores.
—¿Quién… quién es él…?
—Tranquila, él es Joel, él te trajo para acá…
—Él… ¿él me trajo? ¿Entonces él era uno de ellos? —sus ojos se llenan de lágrimas.
—No, él te encontró tirada en el suelo, lastimada y así vestida —al decir esto Eva se mira y se da cuenta de que está en ropa interior, se cubre con las manos, gritando con una chillona e insoportable vos.
—¡Ahhhh! ¡Que no me vea! ¡Que no me vea!
—Joel, mejor salí para afuera… —MADRE lo mira seria.
—Pero MADRE, no tiene nada que no haya visto, además, ya la vi cuando la encontré…
—¡Ahhhh! ¡¿Ya me vio?!
—¡Joel, andate! —le gritan Rebeca y MADRE al unísono.
—Está bien, está bien… —sale de la enfermería murmurando—. Ni que tuviera tanto que ver…
—¿Cómo te llamas? —pregunta Rebeca sonriendo dulcemente para que se sienta cómoda.
—Eva, me llamo Eva Lambert—
¿L-Lambert? No, no puede ser, ¿qué hace un ángel como ella en un lugar como este? —piensa MADRE, luego respira hondo—. Decime Eva, ¿cómo se llama tu padre?
—Richard Lambert, es dueño de las industrias JOAN, la mejor empresa de tecnología ¿conoce a mi papá?
—No, sólo escuché su nombre. Industrias JOAN y Lambert son famosas —MADRE está tan sorprendida que está a punto de llorar— Richard… —piensa con tristeza, luego suspira—. Es uno de los científicos de la familia Bleirskin. Los Lambert crearon los Edenes, y Richard es uno de los involucrados en el Proyecto Hunter…
—¿Proyecto Hunter? ¿Qué es eso? Un momento… usted se llama Joan ¿verdad? Se llama igual que las empresas de mi padre, ¡qué casualidad!
—MADRE, entonces esta chica está involucrada con los militares, ¡no podemos tenerla! ¡Es demasiado peligroso! Si su padre trabaja para Bleirskin, significa que son de los malos… —Rebeca mira a Eva con desprecio—. Además, no es de la Tierra de los Olvidados. Si es hija de un científico significa que es del Edén, ¡podría tener la enfermedad de Bleirskin! No podemos tenerla…
—¡No! La enfermedad no es contagiosa. Además, los Lambert no son malos, ella no es mala y su padre tampoco. ¡Los Lambert sólo cumplen órdenes! —responde MADRE muy exaltada, luego suspira y voltea—. Curen sus heridas, denle de comer, denle ropa, hagan que se sienta cómoda… yo… yo voy a estar en mi oficina…
Sale rápido, con el rostro cubierto de lágrimas, descubriendo que su sobrina Eva, su pequeña ahijada, la hija de su hermano mayor Richard, su único hermano, está ahora en la guerra, en la Tierra de los Olvidados, en ese infierno, fuera del placer del Edén, lejos de los lujos. Ahora metida en ese mundo de horror, de sangre, de hambre, de dormir mal, de luchar, de padecer, de llorar, de sufrir…
Joel la ve llorar e ingresa enseguida en la enfermería, preguntando que sucedió, le preguntan a Eva si conoce a MADRE de algún lado, ella niega con la cabeza, es la primera vez que la ve en su vida. Mira a Rebeca y Joel, les pregunta sobre el Proyecto Hunter y “el Edén”. Rebeca le explica con desprecio, con odio, diciéndole que por su gente rica matan a la pobre, quitándole su derecho a vivir. Que por su mundo perfecto llamado Edén, la gente de la Tierra de los Olvidados muere. Le dice que por culpa de su enfermedad, todos los olvidados sufren los experimentos en busca de su cura. Luego le explica lo de los Hunter…
—¡Y tu querido padre creó a los Hunters, humanos convertidos en Bio-Armas asesinas, humanos secuestrados y llevados a la fuerza! Como Erik… ¡todo para que acribillen a mi gente! —está alterada, exaltada.
—¡NO! Eso no es cierto, ¡no es cierto! No puede ser cierto —se agarra la cabeza—. No hay ninguna guerra, mi padre no sería capaz de eso… él… a pesar de todo… él… él es bueno… —llora y se cubre los oídos para no oír más.
—¡Ya basta Rebeca! —Joel la corre, cubriendo a Eva—. ¿No ves que acaba de pasar por algo feo? ¡Y vos para colmo la atormentas con esto!
Rebeca la mira con frialdad, la ve herida, con el rostro cubierto de lágrimas, semidesnuda. Su mirada se ablanda, se llena de culpa. Quiere disculparse, pero es demasiado orgullosa como para hacerlo. Así que sólo se va sin decir nada.  Joel se disculpa por ella, le explica lo que pasó el día anterior, lo de Erik. Le sonríe y le explica todo dos veces hasta que lo comprende. Ella lo mira en silencio, admirada, ve su belleza. Lo mira entero, tan alto, al menos 1, 95. Con el cabello rubio, tan rubio que parece color manteca; el flequillo hacia el costado izquierdo, cubriéndole el ojo y la mitad del rostro. El resto de su cabello es corto, con un remolino que hace que el cabello se pare hacia el costado izquierdo. Su rostro blanco y bello, levemente cuadrado, pero aún así, con un rostro aniñado y los ojos marrones llenos de alegría y vida. La espalda ancha, delgado, pero perfectamente trabajado, a un nivel justo para su cuerpo, ni más, ni menos. Y ella lo mira entero, le mira la vestimenta, esa remera azul que le queda un poco ajustada, el pantalón negro, medio suelto, metido en los borcegos negros un poco rotos por tanto andar y pelear, con los cordones un poco flojos. También una placa militar colgada en su cuello. Eva lo ve tan hermoso, que no puede evitar sonrojarse frente a él.
En su habitación, que es pequeña y de ladrillos, con una cama de dos plazas rodeada de muebles con ropa, libros y armas; MADRE llora mirando la foto de su relicario, con una pequeña bebé rubia de ojitos verdes, Eva de bebé, su pequeña sobrina, su ahijada. Recuerda cuando la vio por última vez, cuando ella tenía dieciséis y Eva un año, recuerda cuando tuvo que escapar de los militares, que su hermano Richard le dio ese relicario, donde ella le prometió devolvérselo algún día, antes del final. Luego recuerda que el padre de Jair Bleirskin había ordenado desaparecerla de la historia, Joan Lambert ya no existiría, y la única manera que Richard tenía de recordarla era poniéndole su nombre a las empresas de la familia, las Industrias Lambert, ahora también llamadas Industrias JOAN.
Rebeca le lleva ropa a Eva, le muestra una pollera negra, una remera de igual color con red y una campera violeta. Ella mira la ropa con cara de asco, acostumbrada a ropa de diseñadores extranjeros, usar ese tipo de ropa le parece rebajarse a un nivel inferior. A Rebeca le molesta su ingratitud, su manera de despreciar  lo que le dan, lo que tanto les cuesta conseguir en la tierra de los olvidados. Daniela le pasa una taza con comida, un poco de guiso que es casi un menjunje de comidas, polenta, avena y fideos rotos. Eva lo corre con la mano, despreciándolo con el rostro lleno de repulsión. Prefiere no morir envenenada o intoxicada con esas cosas. Joel, que a diferencia de Daniela y Rebeca, nació en la Resistencia, se crió ahí y ayudó a conseguir las pocas cosas que tienen, se llena de odio, la insulta por insultar a su humilde hogar. Ella mira a su alrededor con asco, diciendo: “¿hogar?, yo diría basurero. ¡Tipo que es como horrible!”, enfureciéndolo aún más, tanto, que se arrepiente de haberla llevado hasta ahí, y le produce el deseo de asesinarla en ese mismo momento para ver de qué color es la sangre de los ricos. En ese momento entra MADRE, les pide que se vayan todos y que la dejen sola con Eva. Joel la amenaza con el dedo índice, alejándose, prometiendo agarrarla después. Eva los mira levantando una ceja, le pregunta a MADRE porqué son tan maleducados e ignorantes, ella se sienta a su lado y le explica que la Resistencia es todo para los que viven ahí, es el único hogar que tienen. Muchos nacieron en la Resistencia, se criaron ahí, al igual que sus padres, que sus abuelos, hijos de los primeros guerreros. Le explica que la mayoría perdieron a sus padres, a un ser querido ahí, y que por eso es tan importante para ellos. Eva la mira, le pregunta por qué no se enoja con ella, MADRE sonríe con dulzura, le cuenta que ella vivía en Sun junto a sus padres, y después se mudó a Star, la capital del Edén, con su hermano, el lugar donde vive Eva con su padre. Sonríe, le aconseja que haga al menos un amigo ahí, así estará más segura. Con amigos es menos probable que la pase mal, que la molesten o intenten asesinarla, porque supone que más de uno intentará ver el color de su sangre si sigue despreciando el lugar. Eva sonríe, se pone de pie, se viste y pide recorrer el lugar en tranquilidad…

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