El
sol ilumina la mañana con su claridad, y mientras que en la Tierra de los
Olvidados la gente trabaja arduamente por sus cosas, lucha o descansan de sus
duras peleas, en otro lado muy alejado de la Tierra de los Olvidados, dentro
del Edén, en esas ciudades perfectas donde la gente goza de distintos lujos y
vida fácil; una chica rica está sentada en clases con el uniforme escolar, es
la hora de Proyecto de Investigación, mirando el pizarrón sin mirarlo. Suspira,
su cabello ondulado, teñido de pelirrojo brillante, le cae por los hombros, cubriéndole
el rostro triste. Piensa en su padre y aprieta el puño.
¿Por qué papá no me quiere? Me esfuerzo tanto
en la escuela para que me preste atención, pero sin embargo no está nunca, y
cuando regresa lo único que hace es encerrarse en su oficina y seguir
trabajando. Si lo interrumpo me grita, ¿por qué me odia tanto…?
Se
mira los brazos cortados, lleno de cicatrices y heridas recientes. La profesora
la mira, se cruza de brazos.
—Señorita
Lambert, ya que está en su mundo de fantasía, pase al pizarrón y resuelva esa
tabla.
—¿Eh?
Ah, si… —mira el pizarrón, tiene escrito sobre las tablas de verdad, de la
simbolización de las preposiciones. Sonríe, ese tema es nuevo pero se le hace
demasiado fácil. Se pone de pie y lo resuelve con gran rapidez—. Listo, el resultado es VVVVVVVV, lo que da una tautología.
—Eh,
m-muy bien, vuelva a… a su asiento señorita Lambert… —la profesora traga
saliva, sintiéndose estúpida. La chica pelirroja regresa a su asiento
sonriendo.
—Muy
bien Eva, onda que, la callaste a la profe, ¡que idol que sos! —una chica con el cabello castaño largo, una colita y
flequillo recto le toca la mano.
—Eva,
tipo que, tipo que sos re inteligente, onda, así como nerd… —una rubia con jopo
y ojos marrones, comiendo chicle la mira con una sonrisa engreída.
Eva
sigue en su mundo de reflexión y suspiros, envuelta en su tristeza y soledad.
Sin darse cuenta que comenzó otra hora de clases con otro profesor. Mira el
pizarrón sin mirarlo, suspira. Es la segunda mejor promedio de la escuela,
quiere ser primer mejor promedio para poder agradarle a su padre, hasta ahora
sólo lo avergüenza porque el primer mejor promedio es de su mucama, que tiene
una beca en el lugar. ¿Cómo su mucama puede ser mejor que ella, una Lambert?
Un
chico hermoso escribe en el pizarrón, explica la clase y hace preguntas. Es el
profesor Virgil Jackman, todas las chicas de la escuela lo miran con deseo, no
sólo por su belleza, sino por su gran inteligencia, ya que es profesor de ellos
y sólo tiene dieciocho años. Él mira a Eva, la ve distraída y le hace una
pregunta complicada sobre física, ella sin dudar un segundo se la responde, sus
compañeros la miran sin comprender una palabra de todo lo que dijo. Pero él la
comprende y sonríe felicitándola. Ella le responde con una sonrisa leve, casi
asquerosa. No lo soporta, lo detesta. Una de sus amigas le pega en el hombro, obligándola
a voltear para ver a Belu, la amiga morocha.
—Eva,
¿ahora a la salida vamos las tres para el centro? Quiero comprarme un vestido
para el baile que hace Michelle…
—Pero
Belu, el baile es dentro de un mes… y tenés que ir con un chico si o si…
—Por
eso, me quiero comprar un vestido para conquistar a algún chico por ahí, y
después, tipo que otro para el baile —guiña un ojo, sonriendo.
—Eva,
tipo que, vos no tenés novio, o sea gor, ¿con quién vas a ir? Yo voy a ir con
Lucas. O te conseguís un novio o no sé, pasás así como que vergüenza… —Luly, la
rubia, levanta una ceja.
—¿Por
qué no vas con Virgil Jackman? Está enamorado de vos, dicen que quiere pedirte
en matrimonio a tu padre… —Belu mira a Virgil dando clases, anotando unos
ejercicios en el pizarrón. Es hermoso, alto, de cabello negro corto con un
flequillo hacia el costado derecho, ojos azules, con facciones delicadas y una
sonrisa dulce.
—Uh,
que envidia gor, Virgil es divine… y
tipo que, está así como súper sexy… —Luly lo mira con deseo, mordiéndose los
labios.
—No
Luly, no me gusta, no pienso salir con alguien que no me guste… además, es
nuestro profesor, no pienso salir con mi profesor… —Eva mira para otro lado sin
interés.
Sus
amigas le insisten sin conseguir nada, Eva es caprichosa y orgullosa, y más si
se trata de chicos. Mira el pizarrón y anota lo que Virgil escribió, no le
agrada para nada, ¿cómo sus amigas pueden pedirle que salga con un profesor al
que no soporta? Le parece soberbio, pedante, odioso y mala persona.
La
hora termina y llega el recreo, todos salen pero Eva acomoda sus cosas antes de
salir, Virgil la sigue con su morral y le habla, ella voltea sin interés
alguno.
—¡Eva!
—Lambert,
no recuerdo haberle dado permiso de que me llame por el nombre, profesor
Jackman —lo mira con el ceño fruncido.
—Lo
siento, me cuesta tratarlos por el apellido… —camina junto a ella y la mira—.
Has estado bastante distraída las últimas clases, tus notas siempre fueron
sobresalientes, pero ahora tus notas bajan y tu distracción me preocupa…
—Sólo
estoy cansada…
—Bueno,
si necesitás algo sabés que puedo ayudarte…
—¿Relacionado
con la física y la matemática? Seguro, pero si quisiera ayuda con eso se la
pediría a mi padre, ¡no a un profesor que quiere acostarse conmigo! Y alégrese
de que ni mi padre ni el director lo saben…
Lo
mira con desprecio y entra al baño de mujeres para que no la moleste, él la
mira con tristeza y suspira. Sigue su camino y patea la pared con odio,
pensando:
No quiero acostarme con vos Eva, no deseo
tu cuerpo, deseo tu amor, tu cariño. Deseo tener el honor de estar a tu lado,
de oírte y mimarte… ¿por qué no lo podés ver? Ya de por sí me cuesta mantenerme
en el papel de profesor. Dios, ¡tengo dieciocho años! Desearía simplemente ser
un compañero tuyo, un alumno de la escuela… no es mi culpa haber terminado la
universidad a los doce años…
Mucho
más tarde, Eva, Luly y Belu salen de una tienda de ropa y caminan tranquilas en
la calle, ya de noche, ya oscuro. Caminan riéndose y hablando, sin darse cuenta
que unos chicos miran con deseo a Eva…
—Eva,
te hubieras comprado ese vestido, te quedaba re top… —Belu sonríe, balanceando
en sus manos las bolsas con ropa.
—No,
era muy barato y de baja calidad, no me gustan las cosas baratas… —responde
ella caminando, mirándola con sus ojos verdes claro.
—Ay, sorry gor, pero era una de las más
caras… —acota Luly moviendo las manos y poniendo los ojos en blanco.
—Ay,
ella, rica, se compra todo de diseñadores extranjeros… —Belu levanta las manos
de manera burlona.
—Ustedes
también son ricas, así que no se hagan las pobrecitas, no existe la pobreza. La
pobreza es un mito, todos son de un pasar económico bueno, o millonarios, o
ricos, o multimillonarios; Luly, tu mamá es Wedding
planner, tienen buena plata —Eva
levanta una ceja.
—Hay
humildes también, los de los supermercados, hijos de militares y los
sirvientes. Además, mi papá es el director de la escuela y mi mamá también
trabaja, pero tu familia es una de las más ricas del país, la tercera más rica
del mundo, todo porque tu papá es científico. Como que me da envidia, mi papá
sólo es un director de escuela y mi mamá trabaja en seguridad nacional –Belu
resopla.
—No
sólo eso, tu papá es dueño de las industrias “JOAN”, la mejor tecnología que
existe, se venden por todo el mundo, y todos los países lo quieren a su
servicio —acota Luly, tratando de demostrar que no es una rubia hueca y que
está informada de lo que sucede en el mundo.
Se
ríen y se despiden en una esquina, cada una caminando hacia su casa, o llamando
a sus correspondientes choferes para que las busquen. Eva camina sola,
tranquila, le gusta sentir el suave viento en su rostro, sentirse libre,
sentirse una persona normal. Aún con todos sus lujos le agrada poder manejarse
como cualquiera, prepararse de vez en cuando su propio desayuno, quizás andar
en bicicleta en vez de salir con su chofer. Aprieta el botón de una pulsera
fucsia y sale un holograma rosa, con una lista de contactos, y dice “CASA”. Una
voz repite y llama a su casa, donde le atiende un señor.
—Residencia
Lambert, ¿en qué puedo ayudarle?
—William,
¿podrías pasarme con mi padre? —Eva lo mira, un señor de cabello negro y ojos
marrones, muy hermoso a pesar de su edad, con apariencia de tener 45 años, y
vestimenta de mayordomo.
—Lo
siento señorita Eva, pero el señor Lambert no se encuentra en este momento…
—Pero…
me dijo que hoy iba a venir a casa, me prometió que hoy iríamos al cine juntos…
—lo mira por la pantalla del holograma, con tristeza. William la mira con
lástima.
—Vino
pero ya se fue, tenía una reunión con nuestro señor, el General Bleirskin…
—Ah,
entiendo, trabaja, como siempre… —resopla—. Muchas gracias William, dígale que
tardaré en llegar… y que tal vez no regrese por un buen tiempo…
Eva corta,
cierra el holograma de su celular y comienza a llorar. Escucha unas voces masculinas que le hablan,
voltea para mirar, son los chicos que la seguían. Los mira con desconfianza y
comienza a caminar más rápido, mientras que ellos la llaman, le gritan cosas,
se ríen y la siguen. Ella comienza a correr y ellos la corren por detrás. La
desesperación la invade, dobla en una esquina en un intento por escapar,
pasando frente a la plaza donde suele pasear. Se encuentra con un callejón
cerrado, y los chicos la acorralan sonriendo. La tiran contra la pared,
mientras que uno le quita la pulsera fucsia, ese celular moderno creado por su
padre. En el Edén no existen los pobres, lo que significa que ese tipo de
personas lo hace por placer, por maldad. El que la sostiene contra la pared la
manosea, le besa el cuello y le rompe la camisa escolar. Ella grita
desesperada, pidiendo ayuda, él le pega para que se calle y le acaricia las
piernas sonriendo de manera pervertida. Le levanta las piernas y le quita la
ropa interior, tocándola, lastimándola. Ella no le ve el rostro a ninguno, la
oscuridad no se lo permite, pero visten bien, sólo les ve las zapatillas, él
que la lastima las tiene verde flúor, y los otros en ese tipo de colores. Llora,
grita, ruega que la dejen, ruega que alguien la ayude. Pero nadie llega en su
ayuda, mientras que la siguen desvistiendo, tocándola, violándola, robándole su
pureza.
¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me
castigás así Dios?
Luego
de usarla lo suficiente, de lastimarla, no saben qué hacer con Eva, que está
inconsciente, lastimada y semidesnuda, en corpiño y con la bombacha mal puesta,
apenas subida bajo la faldita de colegiala. Uno de ellos la alza, no sabe dónde
meterla, y otro señala un montón de bolsas de basura apoyadas contra la pared
del final del callejón, sonríen y la tiran ahí para luego voltear e irse. Se
escucha un sonido extraño y no dan importancia, siguiendo con su partida, sin
ver que Eva ya no está, que su cuerpo inconsciente atravesó una puerta
camuflada, una entrada hacia fuera del Edén, hacia el exterior, justamente
hacia la Tierra de los Olvidados, hacia la guerra…
Joel
camina con las manos en los bolsillos de su pantalón negro. Con su típica
remera azul descolorida y su tapado de cuero. Pasa por la antigua base de OMEGA,
la base abandonada, y ve a una chica tirada cerca de unas plantas de aloe vera.
Se acerca rápido a ella, se agacha, viéndola herida. Le toma el pulso para ver
si continúa con vida, suspira con una sonrisa aliviada al ver que sí lo está.
Luego se quita el tapado y la cubre con él para tapar su desnudez, acomodándole
la ropa interior. La alza y camina con ella en los brazos, pensando en llevarla
a la Resistencia para que la curen y la atiendan debidamente. La mira con
tristeza y preocupación, pensando qué pudo pasarle, si la habrán lastimado los
militares, o quizás, las pandillas de criminales que se dedican a robarle a los
otros que tratan de sobrevivir a la guerra.
Luego
de llegar a la Resistencia y mandar a Ángel en busca de MADRE, Joel recuesta a
Eva en una camilla de la enfermería, mientras que un chico comienza a curarla
junto con Cynthia, la chica embarazada y morena. Al instante, casi sin darle
tiempo a sentarse o beber agua, llegan MADRE y Rebeca, esperando saber qué es
lo que sucedió, el porqué Joel las llamaba tan desesperadamente, algo poco
típico en él.
—MADRE,
encontré a esta chica cerca de la base abandonada de OMEGA, en donde crecen los
aloes veras… por cierto, le traje algunas —Joel mira a esa hermosa y fuerte
mujer que está cruzada de brazos.
—¿Estaba
sola? ¿No había nadie con ella? —se acerca esperando ver mejor a esa chica.
—No,
estaba sola y casi sin ropa. La cubrí con mi tapado y la traje para acá… —Joel
mira a Eva acostada en la camilla.
—¿Qué
le habrá pasado? —pregunta Rebeca mirándola con cierta tristeza.
—Creo
saber lo que le pasó… —MADRE suspira y le mira el rostro, retrocede asustada,
sus ojos abiertos como platos, su respiración acelerándose al ritmo de su
corazón, entre sorprendida y asustada—. ¿Q-qué?
Ese rostro… tiene el cabello colorado, pero… no, no puede ser, es completamente
imposible…—piensa.
—¿MADRE?
¿Conoce a esta chica? —pregunta Joel al verla de esa forma afligida.
—N-no,
no la conozco…
—Parece
lo contrario…
—No,
no la conozco… —suspira tratando de tranquilizarse, luego se pone seria y la
mira mejor—. No tiene heridas cortantes, son sólo golpes. Si hubieran sido
soldados quienes la hirieron estaría muerta, o se la habrían llevado. Puede ser
que haya sido una pandilla, o alguna de esas guerrillas chicas…
—¿Entonces
que le pasó? —pregunta Rebeca.
—Lo
más probable es que haya sido violada…
—¿Violada?
—Joel abre los ojos sorprendido, luego la mira con tristeza—. Pobre, debe ser
horrible… —frunce el ceño con desprecio. En la Tierra de los Olvidados la
violación es lo peor que puede hacer una persona. Robar está permitido,
asesinar también. Pero la violación es repudiada y nada justifica su acción.
—Va a
ser mejor que para cuando despierte no estemos todos amontonados alrededor de
ella, podría asustarse después de lo que pasó… y Joel, mejor andá para afuera,
tampoco es bueno que haya un hombre cerca… —MADRE lo mira con el rostro serio.
—Pero
MADRE, yo la traje, ¡quiero saber cómo se encuentra!
—Hmph,
entonces quedate pero mantenete lejos. Rebeca, quedate a su lado, cuando despierte
vayan a buscarme, quisiera hacerle unas preguntas… —voltea para irse.
—¿Y
usted MADRE? ¿No se queda? —Rebeca la mira.
—No, necesito
pensar tranquila… —sale de la habitación y se apoya en la pared, agarra un
relicario en su pecho y lo aprieta en sus manos—. Quiero saber si es ella… —piensa con los ojos cerrados.
Rebeca
le pregunta a Joel sobre cómo la encontró y el porqué la llevó, oyendo con
atención las respuestas de su mejor amigo. Eva se despierta en ese momento,
mirando a todos lados, confundida y desorientada. Joel enseguida va a buscar a
MADRE, cumpliendo lo pedido de no estar cerca de ella. Por la mente de Eva
pasan las imágenes de sus violadores y todo ese momento horrible sufrido, se
hace bolita abrazando sus piernas y llora desconsoladamente. Rebeca le acaricia
la espalda hasta tranquilizarla, entonces ella levanta la vista, mirándola a
los ojos de color dispar.
—¿Quién…
quién sos?
—Mi
nombre es Rebeca, Rebeca Sanz... —le sonríe tratando de darle confianza.
—¿Dónde
estoy? —mira a todos lados.
—Estás
en la Resistencia del Norte, no te preocupes, te vamos a cuidar bien.
—¿Resistencia?
¿Resistencia de que? No entiendo… —se toca el rostro adolorido.
—En
la Resistencia, ¿nunca escuchaste de nosotros?
—No,
tipo que las únicas Resistencias que conozco son las de las películas… y las de
los libros de historia… —levanta una ceja.
—¿Películas,
qué es eso? —Rebeca parpadea sin comprender a qué se refiere.
—¿No
sabes que es una película? ¿Es una especie de broma sin sentido? —la mira raro.
En ese momento entra MADRE y le habla a Rebeca.
—Rebeca,
dejame hablar con ella a mí…
—Sí,
MADRE…
—¿Madre?
¿Es tu mamá?
—¿Qué?
No, así le decimos todos acá, es la líder de la RDN.
—Mi
nombre es Joan, me dicen MADRE, es el nombre que me gané al ser líder… —sonríe,
luego la mira en silencio, pensando—.
No puede ser, es demasiada la similitud…
—¿Cómo
te sentís? —pregunta Joel acercándose a ella, pero Eva al verlo se asusta y se
ataja, abrazando a Rebeca, recordando a sus violadores.
—¿Quién…
quién es él…?
—Tranquila,
él es Joel, él te trajo para acá…
—Él…
¿él me trajo? ¿Entonces él era uno de ellos? —sus ojos se llenan de lágrimas.
—No,
él te encontró tirada en el suelo, lastimada y así vestida —al decir esto Eva
se mira y se da cuenta de que está en ropa interior, se cubre con las manos,
gritando con una chillona e insoportable vos.
—¡Ahhhh!
¡Que no me vea! ¡Que no me vea!
—Joel,
mejor salí para afuera… —MADRE lo mira seria.
—Pero
MADRE, no tiene nada que no haya visto, además, ya la vi cuando la encontré…
—¡Ahhhh!
¡¿Ya me vio?!
—¡Joel,
andate! —le gritan Rebeca y MADRE al unísono.
—Está
bien, está bien… —sale de la enfermería murmurando—. Ni que tuviera tanto que
ver…
—¿Cómo
te llamas? —pregunta Rebeca sonriendo dulcemente para que se sienta cómoda.
—Eva,
me llamo Eva Lambert—
—¿L-Lambert? No, no puede ser, ¿qué hace un
ángel como ella en un lugar como este? —piensa MADRE, luego respira hondo—.
Decime Eva, ¿cómo se llama tu padre?
—Richard
Lambert, es dueño de las industrias JOAN, la mejor empresa de tecnología
¿conoce a mi papá?
—No,
sólo escuché su nombre. Industrias JOAN y Lambert son famosas —MADRE está tan
sorprendida que está a punto de llorar— Richard…
—piensa con tristeza, luego suspira—. Es uno de los científicos de la familia
Bleirskin. Los Lambert crearon los Edenes, y Richard es uno de los involucrados
en el Proyecto Hunter…
—¿Proyecto
Hunter? ¿Qué es eso? Un momento… usted se llama Joan ¿verdad? Se llama igual
que las empresas de mi padre, ¡qué casualidad!
—MADRE,
entonces esta chica está involucrada con los militares, ¡no podemos tenerla!
¡Es demasiado peligroso! Si su padre trabaja para Bleirskin, significa que son
de los malos… —Rebeca mira a Eva con desprecio—. Además, no es de la Tierra de
los Olvidados. Si es hija de un científico significa que es del Edén, ¡podría
tener la enfermedad de Bleirskin! No podemos tenerla…
—¡No!
La enfermedad no es contagiosa. Además, los Lambert no son malos, ella no es
mala y su padre tampoco. ¡Los Lambert sólo cumplen órdenes! —responde MADRE muy
exaltada, luego suspira y voltea—. Curen sus heridas, denle de comer, denle
ropa, hagan que se sienta cómoda… yo… yo voy a estar en mi oficina…
Sale
rápido, con el rostro cubierto de lágrimas, descubriendo que su sobrina Eva, su
pequeña ahijada, la hija de su hermano mayor Richard, su único hermano, está
ahora en la guerra, en la Tierra de los Olvidados, en ese infierno, fuera del
placer del Edén, lejos de los lujos. Ahora metida en ese mundo de horror, de
sangre, de hambre, de dormir mal, de luchar, de padecer, de llorar, de sufrir…
Joel
la ve llorar e ingresa enseguida en la enfermería, preguntando que sucedió, le
preguntan a Eva si conoce a MADRE de algún lado, ella niega con la cabeza, es
la primera vez que la ve en su vida. Mira a Rebeca y Joel, les pregunta sobre
el Proyecto Hunter y “el Edén”. Rebeca le explica con desprecio, con odio,
diciéndole que por su gente rica matan a la pobre, quitándole su derecho a
vivir. Que por su mundo perfecto llamado Edén, la gente de la Tierra de los Olvidados
muere. Le dice que por culpa de su enfermedad, todos los olvidados sufren los
experimentos en busca de su cura. Luego le explica lo de los Hunter…
—¡Y
tu querido padre creó a los Hunters, humanos convertidos en Bio-Armas asesinas,
humanos secuestrados y llevados a la fuerza! Como Erik… ¡todo para que
acribillen a mi gente! —está alterada, exaltada.
—¡NO!
Eso no es cierto, ¡no es cierto! No puede ser cierto —se agarra la cabeza—. No
hay ninguna guerra, mi padre no sería capaz de eso… él… a pesar de todo… él… él
es bueno… —llora y se cubre los oídos para no oír más.
—¡Ya
basta Rebeca! —Joel la corre, cubriendo a Eva—. ¿No ves que acaba de pasar por
algo feo? ¡Y vos para colmo la atormentas con esto!
Rebeca
la mira con frialdad, la ve herida, con el rostro cubierto de lágrimas,
semidesnuda. Su mirada se ablanda, se llena de culpa. Quiere disculparse, pero
es demasiado orgullosa como para hacerlo. Así que sólo se va sin decir nada. Joel se disculpa por ella, le explica lo que
pasó el día anterior, lo de Erik. Le sonríe y le explica todo dos veces hasta
que lo comprende. Ella lo mira en silencio, admirada, ve su belleza. Lo mira
entero, tan alto, al menos 1, 95. Con el cabello rubio, tan rubio que parece
color manteca; el flequillo hacia el costado izquierdo, cubriéndole el ojo y la
mitad del rostro. El resto de su cabello es corto, con un remolino que hace que
el cabello se pare hacia el costado izquierdo. Su rostro blanco y bello, levemente
cuadrado, pero aún así, con un rostro aniñado y los ojos marrones llenos de
alegría y vida. La espalda ancha, delgado, pero perfectamente trabajado, a un
nivel justo para su cuerpo, ni más, ni menos. Y ella lo mira entero, le mira la
vestimenta, esa remera azul que le queda un poco ajustada, el pantalón negro,
medio suelto, metido en los borcegos negros un poco rotos por tanto andar y
pelear, con los cordones un poco flojos. También una placa militar colgada en
su cuello. Eva lo ve tan hermoso, que no puede evitar sonrojarse frente a él.
En su
habitación, que es pequeña y de ladrillos, con una cama de dos plazas rodeada
de muebles con ropa, libros y armas; MADRE llora mirando la foto de su
relicario, con una pequeña bebé rubia de ojitos verdes, Eva de bebé, su pequeña
sobrina, su ahijada. Recuerda cuando la vio por última vez, cuando ella tenía
dieciséis y Eva un año, recuerda cuando tuvo que escapar de los militares, que
su hermano Richard le dio ese relicario, donde ella le prometió devolvérselo
algún día, antes del final. Luego recuerda que el padre de Jair Bleirskin había
ordenado desaparecerla de la historia, Joan Lambert ya no existiría, y la única
manera que Richard tenía de recordarla era poniéndole su nombre a las empresas
de la familia, las Industrias Lambert, ahora también llamadas Industrias JOAN.
Rebeca
le lleva ropa a Eva, le muestra una pollera negra, una remera de igual color con
red y una campera violeta. Ella mira la ropa con cara de asco, acostumbrada a
ropa de diseñadores extranjeros, usar ese tipo de ropa le parece rebajarse a un
nivel inferior. A Rebeca le molesta su ingratitud, su manera de despreciar lo que le dan, lo que tanto les cuesta
conseguir en la tierra de los olvidados. Daniela le pasa una taza con comida,
un poco de guiso que es casi un menjunje de comidas, polenta, avena y fideos
rotos. Eva lo corre con la mano, despreciándolo con el rostro lleno de
repulsión. Prefiere no morir envenenada o intoxicada con esas cosas. Joel, que
a diferencia de Daniela y Rebeca, nació en la Resistencia, se crió ahí y ayudó
a conseguir las pocas cosas que tienen, se llena de odio, la insulta por
insultar a su humilde hogar. Ella mira a su alrededor con asco, diciendo: “¿hogar?, yo diría basurero. ¡Tipo que es
como horrible!”, enfureciéndolo aún más, tanto, que se arrepiente de
haberla llevado hasta ahí, y le produce el deseo de asesinarla en ese mismo
momento para ver de qué color es la sangre de los ricos. En ese momento entra
MADRE, les pide que se vayan todos y que la dejen sola con Eva. Joel la amenaza
con el dedo índice, alejándose, prometiendo agarrarla después. Eva los mira
levantando una ceja, le pregunta a MADRE porqué son tan maleducados e
ignorantes, ella se sienta a su lado y le explica que la Resistencia es todo
para los que viven ahí, es el único hogar que tienen. Muchos nacieron en la
Resistencia, se criaron ahí, al igual que sus padres, que sus abuelos, hijos de
los primeros guerreros. Le explica que la mayoría perdieron a sus padres, a un
ser querido ahí, y que por eso es tan importante para ellos. Eva la mira, le
pregunta por qué no se enoja con ella, MADRE sonríe con dulzura, le cuenta que
ella vivía en Sun junto a sus padres,
y después se mudó a Star, la capital
del Edén, con su hermano, el lugar donde vive Eva con su padre. Sonríe, le
aconseja que haga al menos un amigo ahí, así estará más segura. Con amigos es
menos probable que la pase mal, que la molesten o intenten asesinarla, porque
supone que más de uno intentará ver el color de su sangre si sigue despreciando
el lugar. Eva sonríe, se pone de pie, se viste y pide recorrer el lugar en
tranquilidad…
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