La
base de OMEGA es enorme, son muchos kilómetros y muchos metros de altura.
Algunos guardias vigilan los alrededores con M16 en sus manos, y en las torres
de vigilancia francotiradores están listos para eliminar a cualquier blanco que
se acerque. Varios soldados son entrenados en el campo por soldados de mayor
rango, que se burlan de ellos si no resisten el entrenamiento. Alejados de
ellos, en un campo separado, los Hunters entrenan con sus armas, pelean entre
sí para mejorar, se lastiman con sus aceros, se matan entre sí, mientras que
Lylia Bleirskin, tercera en el mando nacional, alta y rubia, de cabello largo y
muy hermosa, los mira con sus ojos celestes, sonriendo, viéndoles un bonito uso
a esos enormes y fuertes Hunters. Los Assasins lanzan sus cuchillos de
lanzamiento a muñecos de práctica, pelean entre sí y hacen acrobacias en
barras. Caminan por pequeñas superficies altas, palos, barras, o se sumergen en
agua el mayor tiempo posible. Mientras que Ciro Bleirskin, segundo en el mando
nacional, igual de hermoso que su hermana, igual de rubio, vigila a los Assasins,
los analiza para ver quién será el próximo en tener una misión.
Un
militar pelirrojo está sentado vagamente dentro de la base observando a los
Hunters en cápsulas de vidrio, con agua y conexiones en la espalda, en posición
fetal. Esos son los Hunters que están en recuperación, entre ellos está Erik. El
militar es enorme, musculoso, muy alto, de casi dos metros, de cabello corto
pelirrojo, casi rapado a los costados y con una especie de jopo hacia el lado
izquierdo. Tiene ojos azul oscuro, rostro cuadrado y varonil, con una mirada de
cruel asesino. Suspira, recuerda a Rebeca peleando y piensa:
El Oráculo, que belleza tan insoportablemente
irresistible… —recuerda a Rebeca pisando la cabeza de un
militar con las botas, con el rostro y el corsé negro manchado en carmesí,
mirando al resto de los soldados con desprecio, entre ellos, este soldado. Que
estaba arrodillado en el suelo, sujetando una herida en el vientre, con la
sangre chorreando por su frente herida, observando cómo Rebeca miraba con
desprecio a los soldados. Les pisaba con el tacón los genitales, los pateaba
mientras reía—. Desde ese momento no puedo dejar de pensar en esa puta, ¡es tan
diabólicamente hermosa y tan sensualmente agresiva! ¿Cuál, cuál será el nombre de ese ángel de la
destrucción? ¿Cuál será el nombre de esa Diosa de la guerra? Llena de sed de
sangre, de odio, de muerte… bañada en dolor y sangre, cubierta de odio y
desprecio… si, ¡es perfecta! —mira a Erik, sospecha que él tuvo contacto
con ella, ya que cuando regresó sólo dijo que estaba demasiado herido como para
poder llegar a tiempo a la base, omitiendo la verdad de los hechos por su
juramento con MADRE.
El soldado,
el Mayor Zesc, se acerca y mira a Erik en esas cápsulas, llamadas
“OMEGA-Madre”. Lo mira serio, sabe que esconde algo, que sabe algo de “el
Oráculo”. Lo mira con desprecio, si hay algo que detesta son los Hunters, pero
sobre todo a él, a Zero. Luego mira a sus soldados, les ordena desagotar el
agua de la cápsula de Zero, diciéndoles que su recuperación ya está completa, para
luego irse de ahí, sin deseos de hablarle a ese Hunter. Los soldados obedecen,
uno toca unos botones y el agua es desagotada de a poco, se liberan los cables
que conectan el respirador, él abre los ojos y se pone de pie esperando que el
vidrio baje.
Erik
sale del OMEGA-Madre X-006 y se para frente a ellos, tal como está, empapado,
chorreante y desnudo. En sus hombros se ve una marca con el número 00, y un
código de barras debajo. Un soldado le da una toalla para que se cubra, pero él
primero seca su largo y lacio cabello rubio, su más preciada posesión. Luego
mira a los otros Hunters en los OMEGA-Madre, con distintos números, y ve entre
ellos a una Hunter morena, enorme, de un físico espectacular, con su larguísimo
cabello negro flotando en el agua. En sus hombros se ve el número “09” y un
código de barras. Está muy lastimada, la
mira y toca el vidrio que los separa como si pudiera tocarla a ella.
—¿Qué
le sucedió a Nº 9…?
—Los
terroristas la lastimaron, como esa Hunter no puede regenerarse tuvieron que
transferirle tu sangre, de lo contrario no viviría… —explica un soldado.
—Zero,
mirá atentamente a Nº 9, es tu hermana, mirá lo que los terroristas le hicieron
a tu hermana —dice otro soldado con el rostro serio, cruzado de brazos.
—¿Mi…
hermana…? —Erik la mira, tan herida. Con el cabello negro flotando en esa agua,
su piel morena llena de marcas y cicatrices, y sus imposibles curvas siendo
cubiertas por sus brazos y piernas en posición fetal—. Los terroristas
lastimaron a… mi hermana…
—Por
eso debés eliminarlos, los terroristas lastiman a tus hermanos… ¿querés que
sigan haciéndole eso a Nº 9, que sigan lastimándola? —otro soldado se acerca a
él sonriendo, entre todos le hacen el lavaje de cerebro diario.
—No
quiero, Nº 9 es… mi hermana, los Hunters son mis hermanos… no quiero que los
lastimen… —mira a todos los Hunters en el OMEGA-Madre, heridos.
—Exacto,
tenés que eliminar a todos los terroristas que lastiman a tus hermanos y
atentan contra la vida de nuestro señor Bleirskin, rompiendo las leyes.
—Debo…
eliminarlos… —se pone serio, luego recuerda a Rebeca y baja la mirada—. Quiero
descansar, necesito… juntar fuerzas para después…
—Muy
bien Zero, así se hace, tenés que juntar fuerzas para tu próxima pelea… —un
soldado lo escolta hacia su habitación.
—Después
de todo, hoy le extrajeron mucha sangre para Nº 9 y los demás… —otro soldado
mira a Nº 9 con cierto deseo y perversión—. Creo
que después vendré por Nº9…
Erik
camina junto al soldado por esos pasillos blancos, bien iluminados, llenos de
tecnología Lambert-JOAN. Ve varios soldados trabajar, científicos yendo y
viniendo, Assasins siguiendo órdenes. Entran a la zona de los Hunter, con
varias puertas blancas donde a un lado tienen la entrada para códigos de
acceso. Un Hunter alto, enorme y moreno y con el cabello igual de largo que
Erik, castaño claro, con un flequillo que cubre su ojo izquierdo; levanta la
vista para mirar a Erik, serio, inexpresivo.
—Zero…
—Nº
3, ¿qué hacés acá afuera…?
—Te
esperaba, recibimos órdenes de la… Comandante Bleirskin. Quiere vernos a ambos…
otra vez…
—¿Debo
ir…? Acabo de salir del OMEGA-Madre…
—Tenés
que ir Zero, son órdenes generales de nuestra señora, la Comandante Bleirskin,
no podés rehusarte… —el soldado sonríe de manera engreída—. Entiendo que estés
agotado, pero tenés que ir, aunque dudo que puedas servirle de algo en tu
estado, y más aún dudo que puedas complacerla…
—Zero
tiene mucha… resistencia, por favor señor, no hable así de mi… hermano… —N° 3
lo mira serio.
Erik entra a su habitación para vestirse,
colocándose una camisa blanca y un pantalón de vestir negro, la misma ropa que
usan todos los Hunters sin excepción. Y luego de estar listo, es escoltado por
el soldado y Nº 3 hacia donde se encuentra la Comandante Bleirskin. Ambos
Hunters se miran de reojo, no dicen nada, pero Erik puede entender su mirada.
Nº 3 le sonríe hacia un costado, murmurando: “siempre juntos, ¿no?”.
En
otra parte de OMEGA, un militar está sentado con las piernas abiertas y cruzado
de brazos, mirando a Nº 9 parada frente a él, con una camisa blanca abierta
hasta el tercer botón, haciendo notar su busto prominente con un profundo escote.
Es alta, muy alta, más alta que muchos hombres, de al menos 1,95 metros. De
piel morena y cobriza, cabello largo hasta las caderas, negro azabache, con un
flequillo cubriéndole el ojo izquierdo. Es hermosa, con ojos marrones y un
rostro bello, nariz delicada y labios carnosos, con las pestañas largas y
tupidas, que le dan una mirada muy sexy.
El
soldado le ordena desvestirse lentamente, y ella, siendo un Hunter se ve
obligada a obedecer. Mientras que él la
manosea y la empuja al suelo, y ella se queda quieta, siendo violada por ese
soldado, al igual que todos los días desde hace diez años. Cada día distintos
soldados se aprovechan de ella, utilizando las órdenes para tenerla, y si ella
se rehúsa lo hacen a la fuerza. Quizás algún día las cosas cambien para esa
triste mujer…
En el
despacho de Lilya Bleirskin, que abandonó la tarea de analizar el avance de los
Hunter para analizarlos en privado, se encuentra recostada en un sillón rojo
sin respaldo, en una pose sensual. Su cabello rubio y lacio cae por su hombro
como una cascada, lleva su uniforme militar femenino, mostrando sus piernas
bajo esa falda verde militar, haciendo notar sus medias marrones y portaligas,
con zapatos negros de gran tacón. Es una mujer realmente hermosa, y sus ojos
celestes muestran el deseo que siente al ver a Nº 3 y Zero parados frente a ella,
esperando sus órdenes.
—Hunters,
¿cuántos terroristas han eliminado para mí en su última batalla? —sonríe con
picardía.
—Mi
señora, he eliminado… 25 terroristas en mi última batalla contra el Sur… —dice
N° 3.
—Muy
bien Nº 3, ¿y vos Zero? ¿Cuántos terroristas eliminaste para mí?
—Mi
señora, he eliminado 8 terroristas… en el Norte, lo siento, mi dulce señora, no
pude lograr más…
—No
te preocupes Zero, se que estabas débil antes de la batalla… —se pone de pie
acariciándole el rostro a Erik—. Te usé demasiado ese día… escuché que quedaste
muy herido y que por eso llegaste más tarde, ¿eso es cierto?
—Si
mi señora, mi retraso… se debió a mis heridas, lo siento. ¿La… defraudé…? —cierra
los ojos recordando a MADRE y Rebeca, mintiendo por ellas, y también por
Hayleén.
—No
Zero, vos nunca me defraudás… —sonríe acariciándole el rostro.
—Trataré
de no defraudarla… mi señora…
—Sé
que no lo harás Zero… —sonríe y mira a Nº 3—. ¿Hay algo que desees tener? Podés
pedirme cualquier cosa…
—No
mi señora, soy feliz… sólo con su presencia… —contesta mirando hacia adelante,
firme, igual que Erik.
—Me
halagás Nº 3, pero podés pedirme cualquier cosa, luego de tu excelente trabajo
en batalla te merecés un premio… ¿qué deseás tener? —sonríe acariciándole el
rostro, parándose de puntitas, Nº 3 baja la mirada.
—Sólo…
la deseo a usted mi señora, pero también desearía… poder ver las estrellas…
—Entonces
tendrás ambas, ¿y vos Zero? ¿Qué deseás?
—Mi
señora, no merezco su amabilidad, no cumplí bien… mi trabajo…
—Zero,
hermano, tu trabajo es impecable… ¿verdad, mi señora? —dice Nº 3 mirándola.
—Es
cierto Nº 3, además, fuiste sometido a excesivas extracciones de sangre, te
merecés una recompensa, ¿hay algo que desees, Zero?
—No
mi señora, sólo deseo… su encantadora compañía…
—Ambos
me halagan, entonces, tendrán lo que desean, al igual que yo… —acaricia el
rostro de Erik y lo besa, luego a Nº 3—. Mis queridos Hunters, ya saben qué hacer,
¿verdad?
—Sí, mi
señora… —ambos se sacan la camisa y se quedan parados firmes, mientras que la
Comandante toca con su mano izquierda el pecho de Erik, y con la derecha el
pecho de Nº 3.
—Llámenme
Lilya, es una lástima que se desperdicie a grandes hombres como ustedes en la
guerra, cuando en la cama son excelentes… mis amores, prosigan…
Ambos
se desvisten completamente, ella los mira mordiéndose los labios con deseo, ver
esos dos hombres fuertes con los músculos trabajados le fascina, luego los
llama con el dedo índice. Ellos obedecen y se acercan, parándose frente a ella,
que se agacha y les practica sexo oral a los dos, turnándose con la mano para masturbar
al otro. Ambos quietos, con su rostro inexpresivo, sienten un mínimo de placer,
el suficiente como para que su cuerpo funcione. Pero sus mentes de Hunter,
llenas de órdenes, los obliga a omitir las sensaciones y sólo hacer su trabajo.
Ninguno de los dos siente el máximo placer que cualquier hombre normal
sentiría.
Lilya
se quita el uniforme, desnudándose, luego se sube en el sillón rojo sin
respaldo, arrodillada. Y ellos se acercan, se colocan uno tras ella y el otro
delante para comenzar a hacer su trabajo. Lilya besa a N° 3, mientras acaricia
el pecho marcado de Erik, disfrutando de ese doble placer que ambos le dan,
como todos los días desde hace seis años. Sintiendo sus cuerpos enormes
embestirla, sintiéndose pequeña entre ellos, sintiendo un placer inigualable…
En
otro lado de OMEGA, el soldado continúa abusando de N° 9, que está con el
rostro serio, inexpresiva. La obliga a decirle que lo ama, pero ella se niega a
mentir, él la golpea, le dice que es una esclava, un arma desechable y que es
su deber obedecer las órdenes. Y cuando
N° 9, con una lágrima recorriendo su rostro está por decir que lo ama, una
mujer le grita al soldado.
—¡Soltala
maldito pervertido!
—¡¿Quién
carajo sos para pararme?! —el soldado la apunta con una pistola que agarra del
suelo.
—Teniente
Ashley Keller, guardia especial y general de nuestra señora la Comandante Lilya
Bleirskin, Agente Especial Assasin —se acerca a él—. Le ordeno soltarla —le
dobla el brazo para atrás y se lo quiebra de un solo movimiento, obligándolo a
gritar de dolor.
—¡Hija
de puta! E-es… una Hunter, ¡a nadie les importan…! —ella le pega una patada con
fuerza, arrojándolo contra una pared.
—A MÍ
ME IMPORTAN —se acerca a él y le pisa lentamente los genitales—. Son personas,
¿te gusta abusar y golpear a las mujeres…? ¿Por qué no lo intentás conmigo? —lo
pisa con más fuerza—. Sos basura que no merece vivir, sólo sos un soldado de
bajo nivel, tu deber es obedecer a tus superiores, de ahora en mas no tocarás a
ninguna chica más, es una orden de tu superior.
—Sí, mi
teniente… Keller… —la mira, sudado, le ve sus ojos verde oscuro mirándolo con
desprecio. Ella entonces se acerca a N° 9.
—Tranquila,
él ya no te va a hacer daño…
Se
quita la parte de arriba de su uniforme y la cubre con él, quedándose con un
top blanco. N° 9 la mira con mucha admiración, viendo a esa mujer de cabello
negro atado en una colita alta y tirante, ojos verde oscuro y un rostro
delicado, con una larga cicatriz sobre la ceja izquierda. Cuánto admira a esa
mujer, la que siempre llega en su rescate. Esboza una tímida y pequeña sonrisa.
El
soldado intenta dispararle a Keller por la espalda, pero ella voltea enseguida
arrojándole un cuchillo de lanzamiento al cuello, matándolo. Luego sonríe con
ironía.
—Hmph,
atacarme por la espalda cuando lo dejé vivir… qué idiota, soy una Assasin, mis
reflejos son altamente avanzados…
—Mi
teniente Keller… —Nº 9 la agarra del pantalón verde militar, con una inocencia
casi infantil—. Muchas gracias nuevamente, mi teniente…
—No
te preocupes Nº 9, está mal lo que te hacen estos tipos, a vos y a tus
hermanas. Esta vez no llegué a tiempo, lamento no poder protegerte siempre… —le
acaricia la cabeza con cariño.
—No
se disculpe mi teniente, se lo agradezco, aunque estoy… acostumbrada a esto… lo
hacen todo el tiempo, siempre son muchos —baja la mirada con cierta tristeza—. A
veces me resisto, pero… me lastiman o llaman a mi hermano Zero para que… me
sostenga mientras me hacen esto, no puedo liberarme de sus brazos, es…
demasiado fuerte, lo odio… no me agrada Zero… —frunce el ceño.
—Eligen
al Hunter más fuerte para que te sostenga, son unas basuras… —aprieta el puño
con ira, luego la mira—. Pero Nº 9, no es culpa de Zero, él obedece órdenes, al
igual que vos, no puede negarse…
—Pero…
es injusto, yo me niego, ¿por qué él… no hace lo mismo?
—Todos
los Hunter obedecen las órdenes de sus superiores, están programados para eso,
pero Zero es uno de los más rebeldes que hay, junto con N° 3 y N° 4. Fue
castigado cientos de veces por desobedecer las órdenes, por proteger a los
niños de este lugar, fue llevado al cuarto oscuro, fue encadenado y
electrocutado miles de veces… pero hay órdenes que él debe obedecer, él no ve
tu sufrimiento, él no entiende de sentimientos al igual que los demás,
¿entendés lo que te digo?
En la
Resistencia del Norte, Levi, MADRE y Rebeca le enseñan a los demás cómo matar a
un Hunter. Levi les explica que deben darle si o si en la nuca, pero Ángel se
niega a escucharlo u obedecer sus órdenes, haciendo enfurecer a Rebeca. Ella le
dice que tanto él como todos los demás van a morir si no escuchan a Levi, luego
lo desafía a pelear y lo vence en un par de segundos. Lo mira desde arriba
riéndose, sino puede vencerla a ella, ¿cómo podría vencer a un Hunter? MADRE la
observa pelear con una sonrisa, luego de la muerte de PADRE, Rebeca se volvió
muy fuerte, pero desde la muerte de su novio Dante, se hizo fuerte tanto en
cuerpo como en alma.
Joel
entra al gimnasio, vestido completamente distinto, con un jean ajustado, sus
borcegos y una musculosa blanca que marca su cuerpo, gira frente a Rebeca con
las manos en el aire, preguntando si está bien. Ángel se ríe, diciéndole que
parece mujer haciendo eso, pero al ver la mirada de Joel llena de odio, se
calla.
—Estás
bien, vamos Joel, a las militares no les importa tu apariencia, les importa lo
que tenés acá —Rebeca lo toma de los genitales, y él se pone rojo, haciéndola
reír—. ¿También te ruborizás con las milicas?
—No,
pero no es lo mismo cogerme militares a que vos me manosees y no poder siquiera
devolverte el favor —sonríe con picardía, cruzándose de brazos.
—Ángel,
ayudarás a Joel en la búsqueda de armamentos y en la negociación —MADRE lo
mira, seria.
—¿Yo?
¿Por qué yo? ¡Son feas!
—Hacé
como tu amigo, imaginá que son muuuy bonitas —MADRE sonríe.
—Dale
chabón, hagamos como antes, ¡trabajemos juntos! —Joel le palmea la espalda
sonriendo, mirándolo hacia abajo ya que le lleva una cabeza y media.
—Ja, pobres
militares, me dan pena —Levi se ríe.
—¿Qué
decís monstruito? ¿Pensás que vos podés satisfacerlas mejor que yo? —Ángel lo
mira con odio.
—Por
supuesto… —sonríe de manera engreída, cruzándose los brazos.
—Ja,
¿vos? ¿Vos, emo virgen? ¡JA! Si pensás que podés hacer nuestro trabajo mejor
que nosotros, entonces vení y demostralo —Joel le hace frente.
—Te
aseguro que cuando me vean, quedarán encantadas. Babearán por mí con sólo
mirarme, dejándolos a ustedes a un costado —sonríe de manera engreída, muy
seguro de sí mismo.
—¡Eso
lo veremos!
—¡Ya
basta! Levi, vos te quedás acá y seguís enseñando a los demás. Joel y Ángel,
inviten a alguien más para hacer el trato con las milicas, ¿de acuerdo? Hagan
bien su trabajo, denles el mayor placer posible y ellas les darán los mejores
armamentos —MADRE se cruza de brazos.
Ángel
y Joel asienten con la cabeza, y enseguida salen del gimnasio para cumplir con
su deber, darles placer a las militares que vigilan los almacenes a cambio de
armamentos. Ese método fue utilizado por primera vez por Dalila Folks, la
fallecida hermana mayor de Chris Folks, novio de Flor.
MADRE
entrena a sus guerreros, los reta por distraerse, los alienta a seguir, les da
esperanza. Y todos, con sacrificio, siguen entrenando, luchando entre sí,
practicando cómo matar a un Hunter, porque se acerca el día en el que sus vidas
dependerán de lo que practicaron…
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